Círculo de Bellas Artes


Del 17 de enero al 2 de marzo

Nadie debería entender el diseño como un ejercicio estético que olvidara su capacidad de comunicar mensajes a la sociedad. El diseño gráfico tiene, entre sus múltiples valores, el de prestar un servicio a la comunidad donde se inserta aportando información, facilitando la relación de los ciudadanos con sus diferentes administraciones o la utilización de los distintos servicios a su alcance: siendo un instrumento de comunicación también para las personas no acostumbradas a la lectura de mensajes visuales, no basados en la palabra escrita u oral.

Con esta exposición se busca mostrar el impacto que el diseño gráfico tiene en la sociedad, presentando proyectos que han introducido un cambio sustancial en la calidad de vida del ciudadano.

Recoge trabajos actuales con una fuerte carga de ‘comunicación social o pública’ desarrollados en todas las comunidades autónomas españolas que van desde la gráfica de Centros culturales o de acogida o el diseño de una campaña de prevención de riesgos laborales, hasta la señalización de hospitales y cascos urbanos, pasando por el plano de la red de un transporte público.

El diseño gráfico en la comunicación social está funcionando permanentemente las 24 horas del día durante los 365 días del año de forma silenciosa pero eficaz gracias al trabajo y a las soluciones aportadas por los diseñadores profesionales en su intento de facilitar la comunicación social con sus propuestas.

Datos de interés:
Círculo de Bellas Artes
c/ Alcalá, 42
Sala Juana Mordó
Exposición del 17 de enero al 2 de marzo de 2008
Horario: de martes a sábados de 11:00 > 14:00 y de 17:00 > 21:00 domingos de 11:00 > 14:00 lunes cerrado

Comisario: Emilio Gil
Diseño del espacio expositivo: Eloy Martínez de la Pera (sintítulo proyectos)
Diseño soportes gráficos: Víctor Rodríguez (Fluxop)
Organizan:
Sociedad Estatal para el Desarrollo del Diseño y la Innovación (DDI) y CBA
Colaboran:
Cromotex, Ferram

Artículo anteriorEnrique Ochoa en la Fundación Barceló
Artículo siguienteTalaveras de Puebla. Cerámica colonial méxicana. Siglos XVII a XXI