Museo del Prado
3 de julio – 7 de octubre de 2007

María Jesús Burgueño

La obra de Joachim Patinir (hacia 1485-1524) maestro del paisaje y del que el propio Durero señaló como «el gran artista del paisaje», ha sido recientemente estudiado por los mejores expertos de museos. Han participado más de veintidos prestigiosos historiadores y entre otras conclusiones han determinado que 29 obras son ciertamente atribuibles a Patinir y su taller. Sólo se conocen 5 cuadros firmados por el propio artista. El Museo del Prado ha reunido 22 piezas que el comisario de la exposición, Alejandro Vergara, jefe de conservación de pintura flamenca del Museo del Prado, ha atribuido a Patinir. También forman parte de la muestra otras 27 pinturas y obra en papel de sus predecesores y seguidores, como El Bosco, Durero o Van der Weyden, entre otros.

Un artista poco prolífico aunque muy imitado, incluso falsificado en su tiempo. La exposición permite observar la evolución de creación del artista gracias al conjunto de obra reunida que va desde sus pequeños cuadros iniciales, pertenecientes a la primera década del siglo XVI, hasta sus últimas obras realizadas poco antes de su muerte (Amberes 1524).

Obras compartidas
Algunas de las obras destacan por la clara intervención de varios pintores, práctica muy habitual ya que había especialistas en paisajes, vestidos, personas, animales… y como una producción en cadena pintaban cuadros y cuadros que después salían al mercado a un precio muy competitivo. En el caso de Patinir se observa una gran diferencia con otras obras de su época por la exquisita calidad de ejecución de los personajes, como en el caso del óleo sobre tabla «Paisaje con el bautismo de Cristo» (Viena, Kunsthistorisches Museum) fruto de la colaboración de Patinir y otro pintor. Como también sucede en la tabla «Las tentaciones de San Antonio Abad» donde aunque sólo firma Patinir está suficientemente documentada la intervención de Quintin Massys. Según el comisario Alejandro Vergara, se debe a que Patinir pintaba para gente importante por lo que cuidaba la ejecución y terminación de las obras. Esto también ha sido de gran ayuda para poder determinar que la obra del artista no fuera muy numerosa ya que han podido llegar las pinturas con suficiente buena calidad y conservación hasta nuestros días, gracias a estos poderosos coleccionistas.

La competencia
Amberes en aquellos años contaba con más de 100 talleres de pintura y todos los días del año una lonja abría con más de 300 puestos de venta de cuadros para una ciudad que contaba con unos 50.000 habitantes. La oferta era muy grande por lo que los artistas si querían vender más caro debían ofrecer obra de calidad. La pintura de Patinir era la vanguardia, lo novedoso. En sus obras el hombre que hasta entonces se consideraba el centro del universo pasó a convertirse en parte de él. En algunas de las pinturas aún las figuras aparecen en primer plano y a una escala mayor. Pero incluso en estos casos Patinir deja espacio suficiente a ambos lados para introducir a los personajes principales en un entorno donde el paisaje juega un papel primordial.

Los horizontes elevados tienen una característica muy peculiar, explica Alejandro Vergara, una línea muy fina blanca donde empieza o termina el cielo en la tierra que junto al color azul proporciona una luminosidad muy especial casi mágica. También destacan las montañas, rocas de aspecto pintoresco, grises, sin vegetación que inquietan y producen tensión en la obra, parecen sacadas de cuentos mágicos pero cerca de la tierra natal del pintor, Dinant, hay montañas que recuerdan a estas mismas formas.

La primera exposición
El Prado es el primer museo que dedica una exposición a Patinir uno de los pintores más enigmáticos y poco conocido por el gran público. Esta muestra es una gran oportunidad para ver reunida por primera vez la obra de Patinir que por problemas de conservación de las mismas por estar pintadas sobre tabla no es aconsejable su desplazamiento. Madrid es la ciudad con más cuadros del pintor flamenco, concretamente cuatro pinturas pertenecen al Museo del Prado, una al MuseoThyssen-Bornemisza. También en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial hay otra obra de Patinir. La exposición ha supuesto un profundo trabajo de investigación dirigido por Alejandro Vergara, comisario de la muestra y Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo. Además de mostrar el conjunto de pinturas de Patinir la muestra permite observar la creación de artistas anteriores como Robert Campin, Van der Weyden, Memling, Gerard David o El Bosco. También la exposición contará con algunos paisajes de otros pintores del siglo XVI como Quinten Metsys, Joos van Cleve, Bernard van Orley, Simon Bening y Herri met de Bles.

Acciona patrocinadora
Patini y la invención del paisaje es la primera exposición que patrocina Acciona en el Museo del Prado. La empresa pionera en desarrollo y sostenibilidad se ha incorporado como nuevo benefactor del Museo con una aportación de 2,5 millones de euros hasta 2011. En estos cuatro años Acciona contribuirá de esta forma en las actividades de desarrollo, conservación y restauración. Lo que permitirá mostrar al público nuevas obras maestras de la colección aportando aspectos relevantes de las pinturas tras los estudios pertinentes.

ver imágenes…PATINIR obra expuesta en el Museo del Prado

Datos de Interés:
PATINIR y la invención del paisaje
Museo del Prado
Del 3 de julio al 7 de octubre de 2007

PATINIR Y LA INVENCIÓN DEL PAISAJE
Recorrido por la exposición
Elisa Rodríguez Henández

La exposición está compuesta por cuarenta y ocho pinturas, 22 pertenecientes a Patinir o a su taller, tres grabados de Durero y varios cantorales miniados que pretenden mostrar la obra del pintor e ilustrar el ambiente artístico de la ciudad de Amberes en la primera mitad del s. XVI, época en la que se desarrolló la producción del paisajista.

La disposición de las obras se presenta en cinco ambientes diferentes. El primero, titulado «Los orígenes del Paisaje flamenco: antecedentes de Patinir» hace referencia a la importancia creciente del paisaje en la pintura del norte de Europa, para ello se han elegido obras de artistas relevantes del momento como El Bosco, Gerard David o Van den Weyden y obras pertenecientes a otras artes como el grabado y la miniatura. En ellas que se aprecia el gusto naturalista del paisaje que suele aparecer como fondo decorativo, relegado a un segundo plano de escenas religiosas o morales. Esta primera estancia también aporta información sobre la importancia de Amberes como centro cultural y de producción artística.

La visita se continúa en las tres estancias siguientes en las que podemos ver las obras del holandés. Una serie de tablas en las que vemos desde las obras de la primera producción de Patinir hasta las realizadas al final de su vida. Cuadros que se caracterizan por la representación de un paisaje montañoso que recuerda a la región de Dinart en la que nació el pintor y el uso del azul para crear profundidad además del gusto naturalista y detallista que le da al paisaje.

Es en este apartado donde descubrimos las 22 tablas del pintor en las que vemos diferentes formatos y la repetición de un gran número de escenas como el Bautismo de Cristo o la representación de San Jerónimo. También se observa un esquema compositivo similar en la mayoría de sus obras en las que siempre deja un lugar para la esperanza en la parte superior. El conjunto de las obras permiten observar la calidad artística de este pintor que representa la naturaleza con gran detallismo dotándola de una individualidad propia y única. Destacan las obras del «Martirio de Santa Catalina», «El bautismo de Cristo», «El paisaje con San Cristóbal» y «Caronte atravesando la Laguna Estigia».

El último apartado de la muestra presenta la influencia que Patinir tiene sobre sus contemporáneos y sobre pintores de generaciones posteriores. La demanda de obras de Patinir o siguiendo su estilo tuvo una gran demanda en el mercado artístico de la época siendo uno de sus coleccionistas el monarca español Felipe II que reunió en su residencia del Escorial las cinco tablas que forman parte de la colección estatal, conservándose una de ellas en esta sede y el resto en el museo del Prado. Para ilustrar esta sala se han elegido obras de Joos van Orley, Quentin Metsys o Henrry Met de Bles.

Esta muestra, explica Miguel Zugaza, director del museo, tiene lugar en Madrid puesto que la ciudad atesora casi la cuarta parte de obra del pintor ya que a las obras anteriormente mencionadas hay que añadir otra tabla más que se puede ver en esta exposición perteneciente al Museo Thyssem. La publicación que acompaña a la exposición, comenta el comisario Alejandro Vergara, jefe de conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Prado es el primer catálogo razonado de la obra del pintor donde se incluyen sus obras y las de su taller. Este estudio a reunido un total de 29 obras que un grupo de expertos en pintura del s. XVI ha atribuido al neerlandés o a su taller poniendo fin a la problemática del estudio de la obra que plantea dicho autor ya que no suele firmar sus obras, trabaja colaborando con otros pintores como Massys y tiene un gran número de seguidores en la época que copian su modelo de paisaje. El museo ha editado, además del catálogo que acompaña dicha muestra, un guía más breve que facilita la visita.

Mas información…

Artículo anteriorPremio Aguja de Oro en el Museo del Traje
Artículo siguiente"Los niños van al cine", en el Museo Reina Sofía