Benjamín Palencia y el origen de la poética de Vallecas.

Desde el 13 de abril al 20 de mayo de 2007.
En la Real Academia de Bellas Artes.

María Jesús Burgueño


La Escuela de Madrid o Escuela de Vallecas -conocida así porque en ese populoso barrio se reunían algunos de sus pintores más representativos- no siguen los cánones de una corriente propiamente dicha, sino que agrupa a una serie de artistas, amigos entre sí, que irrumpen en la España de la preguerra y la posguerra civil con una forma personal y vanguardista de plasmar la realidad. No existe un fundador, ni un líder y cada pintor sigue su propio camino sin fijarse en modas o tendencias. Se trata de un grupo de artistas que comparten un momento histórico y social, huyen de la pintura comprometida de oposición política aunque la mayoría pasan por el exilio o la cárcel, son magníficos retratistas y descubren en el descarnado campo castellano una forma de reflejar la austeridad y sencillez de sus propias vidas. Poco a poco se hicieron un hueco en las artes plásticas contemporáneas y coparon todos los premios nacionales de pintura y escultura, haciéndose acreedores a homenajes y galardones. Hoy, su obra cuelga de los principales museos y es objeto de culto e inversión para muchos coleccionistas.

La «Escuela de Vallecas» nace de la amistad de dos artistas singulares, el escultor Alberto Sánchez y su inseparable amigo y pintor Benjamín Palencia. La necesidad de crear algo que perdure en la historia les lanza a la aventura de fundar -sin proponérselo- una escuela que agrupe a jóvenes creadores. Las bases de este pensamiento las dejan escrito en un mojón del camino en el cerro Almodóvar, en el barrio de Vallecas (Madrid), según cuentan sus protagonistas. En una de sus caras el escultor escribió sus principios, en otra los puso Palencia; otra cara se la dedicaron a Picasso, y la última a Einstein, Cervantes, El Greco… Pero la historia les juega una mala pasada. Tras la Guerra Civil de 1936-39 y exiliado Alberto Sánchez, Benjamín Palencia se encuentra solo ante el proyecto y decide fundar, en 1937, lo que llamó «Convivo» o «Escuela de Vallecas». La Segunda Guerra Mundial, 1939-45, aisla aún más a los artistas españoles del resto del mundo.

Alrededor de Palencia se agruparon, antes de la Guerra Civil, poetas como Federico García Lorca o Rafael Alberti y ya en la posguerra jóvenes y desconocidos pintores como Alvaro Delgado, Agustín Redondela, Francisco San José, Cirilo Martínez Novillo, Gregorio del Olmo, Francisco Arias, Pedro Bueno, Pedro Mozos, y José Antonio Morales. Pero esta extraña asociación de estilos duró poco y cada uno de los artistas encaminó sus pasos en distintas direcciones. Fueron los intereses de los galeristas los que les reunieron en distintas ocasiones y, como consecuencia de estas apariciones colectivas toma carta de naturaleza «La Escuela de Madrid» con la que identificamos autores como Menchu Gal, Francisco Arias, Juan Antonio Morales, Pedro Mozos, Pedro Bueno, Juan Guillermo, Agustín Redondela, Antonio Lago Carballo y, de modo esporádico, Eduardo Vicente.

Eran muy jóvenes en medio de un momento bélico y de confrontación social y el único refugio donde se encontraban seguros era en su pintura. Algunos eran alumnos del maestro Vázquez Díaz, que impartía sus enseñanzas, decisivas para este grupo de autores, en la Escuela Superior de Pintura, que permanecía abierta en el Madrid asediado. Rafael Alberti en su «Arbolada Perdida» escribe: «la aparición de Vázquez Díaz sirvió de revulsivo, de agitado despertador para los jóvenes».

LOS ARTISTAS
En 1945, entre el italiano Coello, que dirige una sala de exposiciones en el paseo de Recoletos, y el alemán Buchholz, librero y dueño de la sala, consiguen reunir a un grupo de jóvenes pintores no conformistas y les invitan a presentar su obra en una exposición bajo el título «La Joven Escuela Madrileña». En ella cuentan con obra de los escultores José Planes y Carlos Ferreiro, y de los pintores Pedro Bueno, Alvaro Delgado, Juana Faure, Eustaquio Fernández de Miranda, José García Guerrero, Luis García Ochoa, Antonio Lago, Juan Antonio Morales, Pablo Palazuelo y Miguel Pérez Aguilera. A esta primera exposición se fueron sumando muchas más uniendo y desuniendo artistas, quedando con el tiempo los componentes más fieles y caracterizados: Francisco Arias, Pedro Bueno, Pedro Mozos, Juan Manuel Díaz Caneja, Pancho Cossío, Alvaro Delgado, Menchu Gal, Luis García-Ochoa, Juan Guillermo, Cirilo Martínez Novillo, Gregorio del Olmo, Benjamín Palencia, Agustín Redondela, Francisco San José, Daniel Vázquez Díaz, Rafael Zabaleta, Maruja Mallo, Luis Castellanos.

En torno a Benjamín Palencia, ya que Alberto se encuentra en el exilio, se reúnen jóvenes creadores que forman lo que podemos llamar «Segunda Escuela de Vallecas» o «Escuela de Madrid». Este grupo de pintores trabaja por libre pero les une la influencia de Palencia que les hace tomar el paisaje como elemento primordial de su pintura. Surgen los grandes paisajistas contemporáneos. Hay que entender los momentos críticos y duros de la posguerra española en la que quizá el paisaje fuera la única libertad que se les concedía a estos autores para expresar su arte; hay que comprender que cualquier otra temática podía ser bastante problemática. Es un contraste con respecto a los vanguardistas universales, estos jóvenes creadores son unos artistas aferrados a la tierra que trabajan al margen de todo movimiento y estética comercial o moda. Trabajan con su tierra, su entorno. En el caso de Alberto es muy significativo cuándo produce su mejor obra, que es aquí en España, no en el destierro. Fuera de España le cercioran su mundo, no es capaz de crear con entusiasmo, le han quitado su tierra.

OBRA EN MUSEOS
La familia de Benjamín Palencia pagó impuestos al Estado con una gran cantidad de obra del artista de los años 20 y 30 realmente excepcionales que pertenecen ahora al Museo Reina Sofía. También el museo tiene una importante obra del escultor Alberto Sánchez, amigo y cómplice de Palencia, creadores los dos de lo que realmente es la Escuela de Vallecas. El Estado ha realizado compras importantes como esculturas de los años 20 y dibujos del escultor. Estas adquisiciones se hicieron directamente a la viuda del artista. En la primavera del 2001, del 26 de junio al 16 de septiembre, el museo Reina Sofía presentó una gran exposición antológica del artista Alberto Sánchez, con la ayuda de colecciones privadas, instituciones y, sobre todo, de su hijo. Fue la primera vez que se dató y catalogó una gran cantidad de piezas de este autor.

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando abre sus puertas a estos artistas con una gran exposición que bajo el título de Benjamín Palencia y el origen de la poética de Vallecas se puede ver desde el 13 de abril al 20 de mayo de 2007. Patrocinada por Caja Castilla-La Mancha. «El hecho de que en el estudio de la pintura española se hayan aplicado los esquemas de la vanguardia internacional ha determinado que el papel de la modernidad en España haya quedado aislada o reducida a un segundo plano. Ha sido la labor reciente de algunos críticos e historiadores y la organización de exposiciones como la presente la que ha iniciado una recuperación de la labor de artistas, grupos y tendencias que tuvieron una significación relavante» comenta Víctor Nieto Alcaide, delegado del Museo y Exposiciones de la Real Academia Bellas Artes de San Fernando.

DATOS DE INTERÉS
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
C/ Alcalá, 13- Madrid

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