Hoy hay pocas noticias relevantes en el campo cultural así que hemos escogido para el comentario otro asunto de actualidad que tiene que ver con la inversión. Las Bolsas están de capa caída y todavía hay quien se alarma creyendo que los mercados de valores deben subir eternamente. En EE.UU. hay un dicho: cuando el taxista te dice dónde debes invertir es que hay que salirse del mercado, y son precisamente las Bolsas de aquel país las que caen arrastradas por la crisis hipotecaria. Inmediatamente se han levantado las voces de los denominados expertos alejando de España cualquier riesgo de contagio. Naturalmente estos “expertos” son inversores, constructores y gestores inmobiliarios que están en el negocio y que nunca van a reconocer que las cosas van mal o que el ciclo puede darse la vuelta. “A nosotros nadie va a aguarnos la fiesta”, parecen pensar, y las casas sí que pueden subir de precio eternamente. Varias veces nos ha pasado lo mismo y hemos tenido una de las peores crisis energéticas o bancarias de Europa sin que nadie haya aprendido la lección. En España han quebrado más de cincuenta bancos (¡Hasta el Banesto de Mario Conde convertido en el rey del mambo!) y otros no lo han hecho porque fueron absorbidas para evitar el escándalo. Por lo que a la energía se refiere todavía recordamos a un ministro de Hacienda tan listo como Barrera de Irimo, que sería muy “progre” junto a Pio Cabañillas como político aperturista del tardofranquismo, pero que se columpió cuando dijo que la crisis del petróleo no iba a afectar a España. La factura fueron casi quince años de recesión. Decenas de miles de casas están engrosando un parque jurásico de pisos vacíos sin que a nadie parezca importarle. Hay barrios casi fantasmas como Sanchinarro o Las Tablas en Madrid con más de 14.000 pisos sin inquilinos. Las calles se pueblan de carteles de “se vende” y todos quieren seguir haciendo el agosto. Los bancos comienzan a rehipotecar fincas que no se han vendido a tiempo, porque sus dueños no han podido “dar el pase” a otro comprador. Los interese suben y lo seguirán haciendo en los próximos años y mucha gente que tiene que hacer frente a tipos del 4 por 100 dicen que están ahogados. Pues ya verán cuando pasen al 6 ó al 8 por 100. Y a todo esto los bancos tan contentos y el mensaje del Gobierno y de los constructores son que aquí no pasa nada y que los inmuebles pueden subir este año otro 10 por 100. (Estamos hablando de incrementos del 200 y del 300 por 100 en cinco años). En Economía hay dos principios importantes que se cumplen inexorablemente: uno es el de la elasticidad/inelasticidad de la demanda y otro es que todo lo que sube de forma artificial acaba cayendo de forma imprevista y aparatosa. La vivienda cuando deja de ser una necesidad, es decir cuando se compra por inversión, se convierte en un bien igual que el dinero, una materia prima o las acciones de una compañía y ésta sujeta a las leyes del mercado. El Gobierno y los constructores por no alarmar insisten en que la crisis hipotecaria que azota Estados Unidos no va a llegar a España y siguen enladrillando porque ahí es donde está el dinero fácil para los promotores y para los ayuntamientos. Se escudan en que todavía la morosidad en nuestro país es baja y es cierto pero estamos hablando de amortizaciones de cuarenta años. ¿Y luego qué? Pues como en el cuento del lobo lo mejor es no hacer caso y “dar el pase” al Gobierno siguiente y que sea otro el que cargue con el mochuelo.

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