Los catálogos de las exposiciones suelen ser un complemento de la muestra y sirven a modo de guía para recordar las obras u objetos que se han seleccionado para definir un periodo o para conmemorar una cita histórica o el aniversario de un autor. En este caso el volumen editado con motivo de la exposición «Memoria de Pío Baroja», organizada por el Ayuntamiento de Madrid y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales tiene vida propia y es un magnífico volumen para disfrute y lectura para cualquier persona interesada en la vida y obra de este español universal.

La coordinación de la obra ha corrido a cargo de Pío Caro-Baroja y su impronta se reconoce en los textos y en la cuidadísima selección de ilustraciones entre las que destacan fotos inéditas y las portadas de las primeras ediciones de las principales novelas de Pío Baroja. El Comisario de la exposición Joaquín Puig de la Bellacasa nos introduce e en el texto con citas biográficas y testimonios de escritores como Max Aub o César González Ruano, José Pla o César González Ruano.

Por su parte Pío Caro Baroja realiza una de las mejores semblanzas que se han llevado a cabo del autor, hecha desde la proximidad de quien ha conocido en la intimidad al eximio escritor y desde la autoridad de su magisterio como uno de los intelectuales contemporáneos más destacados y que empieza con estas palabras: Te recuerdo sentado sobre el viejo sillón con orejeras donde te acurrucabas con una manta sobre las piernas y un cigarrillo después de comer en aquellos días tristes de la posguerra, que compartimos juntos.

El libro continua con textos de Fernando Pérez-Ollo (Yo, memoria de intimidad), José Carlos Mainer (Pío Baroja y el diálogo con los lectores), Xavier Ajenjo Bullón Pío Baroja, lector), Francisco Flores Arroyuelo (Del presente y el pasado: Pío Baroja y la historia), Jon Juaristi (El mar antiguo), José Manuel Díaz Guereñu (¡Beti Chapelaundiyac! Vascos ideales de Baroja), Miguel Sánchez-Ostiz (Pasada la tormenta), Miguel Angel García de Juan (Presencia literaria de Pío Baroja en Hispanoamérica) y Juan Carlos Ara Torralba (Bibliografía -al día- de Pío Baroja).
Y como muestra de su independencia de criterio ahí va un botón, ya que a pesar se sentirse vasco hasta la médula, aunque no le agradaba ser se San Sebastián, dejó escrito: «Sobre idea de la pureza de la raza y su correspondencia con el idioma no se puede basar nada que tenga valor. El nacionalismo vasco quiere basarse sobre la idea de la raza, así es de endeble y de raquítico. Es una teoría de chapelchiquis».

Editado por la Sociedad Estatal de Conmoraciones Culturales y el Ayuntamiento de Madrid.

Artículo anteriorSHOSTAKOVICH EN SU CENTENARIO
Artículo siguienteCelia Amorós, Premio Nacional de Ensayo 2006