Piotr Nawrot (Poznan, Polonia, 1955), experto musicólogo y restaurador de la partitura de la Ópera de San Francisco Javier, señala en sus comentarios que todas las obras escénicas que se ejecutaban en las misiones son mencionadas con su nombre genérico: ópera. La colección de manuscritos musicales de Chiquitos guarda tres obras dramáticas. La primera, la Ópera de San Ignacio, que formalmente se acerca más a la ópera, mientras que la segunda, la Ópera de San Francisco Javier, lo hace más a la zarzuela. Ninguna de las dos lleva título de ópera o zarzuela. La última, El Justo y el Pastor, está demasiado fragmentada, por lo que resulta difícil opinar sobre su estructura formal.
Este tipo de drama musical fue un medio importantísimo de evangelización en manos de los misioneros jesuitas: con frecuencia en lenguas indígenas, actores nativos, vestuarios ricos y coloristas adecuados al papel representado y escenografía típica de la zona: arcos de flores y plantas selváticas, frutas tropicales, pájaros de gran colorido y animales salvajes… Se hacía al anochecer, en la plaza mayor, junto al pórtico de la iglesia o al castillo del estandarte real.
En el transcurso de las ocho décadas de presencia de misioneros jesuitas entre los chiquitos (1691-1767) y moxeños (1680-1767) se dio un acelerado desarrollo de la formación musical de los indígenas, con talleres para la construcción de instrumentos musicales y clases de música diarias. En 1767, cuando se expulsa a los jesuitas de la zona, existe una impresionante colección de manuscritos musicales producidos por los compositores y copistas de las antiguas reducciones de San Rafael y Santa Ana de Chiquitos, y San Ignacio de Moxos. Música de carácter sacro en su mayor parte.
La transcripción de la obra presentó numerosas dificultades. El manuscrito no está completo. Particularmente fatigosa fue la reconstrucción de las partes vocales. Varios fragmentos de ellas se habían perdido y los otros eran ilegibles. Por esta razón la primera escena tuvo que ser compuesta de nuevo.
Evidentemente, la obra fue compuesta en las misiones. Juzgando por el estilo musical, su arreglo fue hecho cerca de 1740. No obstante, las copias post-jesuíticas de la obra sugieren que la ópera mantuvo su popularidad y fue nuevamente puesta en escena décadas después de la expulsión. El argumento narra la vida de San Francisco Javier quien, después de una vida santa, recibe el premio de ser llevado al cielo donde, a su llegada, se celebra una gran fiesta. Allí se encuentra con el fundador de la orden, San Ignacio.

Piotr Nawrot
Piotr Nawrot nació en Poznan, Polonia, en 1955. Desde los 8 hasta los 19 años cantó como alto y tenor en el Coro de Niños de Poznan, uno de los más populares de su género en Europa. Estudió clarinete en la escuela primaria y secundaria de Poznan. En 1974 ingresó en los Misioneros del Verbo Divino. Completó sus estudios de teología y sociología obteniendo su licenciatura en la Universidad Católica de Lublin, Polonia, en 1981. Aquel mismo año viajó al Paraguay donde trabajó en las misiones administradas por los Verbitas en Santa María y Encarnación, emplazamiento de las antiguas reducciones jesuíticas. También enseñó música sacra en el Noviciado de los Misioneros del Verbo Divino en Mboi-Caê, en el Seminario Menor Diocesano de Itapúa, y música y psicología en la escuela parroquial de San Pío X, de Encarnación.
En 1985 estudió en la Georgetown University y en la Catholic University of America. En 1988 completó sus estudios en Música Litúrgica obteniendo el grado de Máster. El mismo año obtuvo la beca Paul Hanly Ferfey que le permitió obtener el grado de doctor en artes musicales con la presentación de su tesis Vespers Music in the Paraguay Reductions. Desde mayo de 1994 trabaja en La Paz (Bolivia) como maestro de capilla de la Catedral de Nuestra Señora de La Paz; profesor de Liturgia en el Seminario Conciliar San Jerónimo, y catedrático de Musicología, del Canto Gregoriano y de órgano del Conservatorio Nacional de Música. Es investigador de planta del Departamento de Musicología del Vice-Ministerio de Cultura y director del Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana, «Misiones de Chiquitos».
En 1994 publicó Música de vísperas en las reducciones de Chiquitos (1691-1767).Recientemente el trabajo de Nawrot ha sido premiado por la John Simon Guggenheim Foundation con una beca para investigar la influencia de los indígenas en el establecimiento y desarrollo del barroco musical en las reducciones bolivianas. Anualmente en Europa, América del Norte, América del Sur y Asia, sobre la base de su investigación, se organizan unos cuarenta conciertos con música de las reducciones jesuíticas de Bolivia.

Doménico Zípoli, S.J.
Nacido en Prato (Toscaza), el 16 de octubre de 1688, falleció en 1726 en la estancia que tenían los jesuitas en el campo, en Santa Catalina, a unos 50 kilómetros de Córdoba (Argentina). En 1709 se instaló en Roma. En 1712 (con 24 años), tras una estancia en Nápoles, estudia en Roma con Bernardo Pasquín, alumno de Alessandro Scarlatti. Trabaja como organista en la Iglesia de Santa María del Trastevere y más tarde en el Gesù.
Por razones desconocidas, en 1716 viaja a Sevilla, donde ingresa como novicio en la Compañía de Jesús, para embarcarse hacia Paraguay, como jesuita. Reside en Córdoba donde hace estudios de filosofía y teología. Allí compone la música que se cantará en las reducciones de guaraníes (Paraguay), chiquitos y moxos (en la actual Bolivia), mocobis…, y trabaja como organista y compositor. Aunque Zípoli nunca estuvo en las reducciones su música recorrió la comarca de los guaraníes y llegó hasta Bolivia (chiquitos y moxos). Hace pocos años se descubrió que los indios chiquitos poseían más de 600 composiciones de la época de los jesuitas, entre ellas una buena parte de Zípoli. Los chiquitos siguen interpretando su obra para la fiesta de San Ignacio

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