El Centre Pompidou Málaga presenta una colección inédita compuesta por 4.000 diseños de Philippe Starck que nos invitan a entrar en la imaginación del diseñador francés.

Philippe Starck es uno de los pocos diseñadores de los que se puede decir que sus obras se encuentran en todas partes, tanto en objetos de nuestro día a día como en nuestra imaginación. Tras la creación de su estudio Ubik, Starck ha concebido más de 10.000 proyectos que atraviesan los ámbitos de la creación con una misma obsesión: crear objetos al servicio de la gente.

Para Starck, el objeto debe ser “justo”, “prestar servicio”, ser útil funcional y emocionalmente. Alguien que encarna el diseño democrático se pregunta constantemente: ¿por qué debería existir este nuevo objeto?, poniendo el mismo cuidado en el diseño de un simple cepillo de dientes como en el de yates de lujo. Starck supera las cuestiones de forma y estilo transgrediendo los códigos con humor, poesía y subversión.

Desde los años 80, Starck ha creado numerosas obras icónicas, tanto en el diseño como en la arquitectura de interiores, entre los que se encuentran las sillas Richard III (1982) y Costes (1983), el taburete Mister Bliss (1980) o la lámpara Ara (1986), atribuyendo a su piezas nombres originales, intrigantes y divertidos con los que pretende crear un vínculo afectivo.

Starck recurre a tubos de acero, a patas en forma de trípode en objetos oscuros, a formas arquitecturadas y gráficas. Renueva el lenguaje del diseño a través de objetos transgresores y abre nuevas formas de percepción donde el objeto está dotado de un comportamiento simbólico y expresivo.

Frente a los ensamblajes y adhesivos postmodernos de los años 80, Starck recurre a formas monolíticas primitivas, a formas zoomórficas, presentes en sus primeros proyectos arquitectónicos en Japón: el proyecto para el concurso de la Ópera de Tokio, que nunca llegó a ver la luz (1986) con Jean Nouvel; el edificio Nani Nani (1989) de Tokio, realizado en cobre oxidado; el Baron Vert (1992) en Osaka con una fachada hermética e incisiones orgánicas; el Asahi Beer Hall (1990) y su llama dorada que surca el cielo nipón.

Después llegarían la Alhondiga (2010) en Bilbao, el Port Adriano (2012) en Mallorca o el complejo deportivo Le Nuage (2014) en Montpellier, ejemplos todos ellos de una arquitectura orgánica y demostrativa, concebidos como ágoras, al estilo de las “plazas de pueblo” accesibles para todos. En todos sus diseños, Starck sugiere escenarios, situaciones de la vida cotidiana de las que cada uno se puede apropiar.

Diseñador comprometido, Philippe Starck fue uno de los primeros en revindicar una conciencia ecológica de la creación, a través de proyectos de arquitectura y de la creación de objetos fabricados con materiales reciclados. En la década de los 90, inicia una colaboración con la empresa 3 Suisses, diseñando casas en formato kit.

En 1996 y 1997, desarrolla junto con La Redoute la colección Good-Goods, un catálogo de “no productos, para no consumidores” con la perspectiva de crear un futuro mercado ético. En 2012 desarrolla el proyecto P.A.T.H. Prefabricated Accessible Technological Homes, casas prefabricadas en madera que combinan ingeniería y ecología.

Starck, que se define así mismo como un “utopista naïf”, reinventa constantemente productos, para poder usarlos en movimiento, como es el caso de los Zik Parrot (2010), o dotar de innovación a productos de nuestro día a día, como el termostato Netatmo (2011) y el smartphone cerámico Mi Mix (2014).

STARCK, DIBUJOS SECRETOS
4.000 CROQUIS DESVELADOS
CENTRE POMPIDOU MÁLAGA
10 MAYO – 17 SEPTIEMBRE 2017

Artículo anteriorLas pastelerías fabricarán más de 4 millones de rosquillas en las fiestas de San Isidro
Artículo siguienteEntrada gratis, música y visita al Guernica en el Día Internacional de los Museos en el Reina Sofía