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Oviedo de gala en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2016

El Rey presidió el acto de entrega de los galardones, que distinguieron en esta edición a Núria Espert, Premio Princesa de Asturias de las Artes; Mary Beard, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales; James Nachtwey, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades; Aldeas Infantiles SOS, Premio Princesa de Asturias de la Concordia; Hugh Herr, Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica; Javier Gómez Noya, Premio Princesa de Asturias de Deportes; Richard Ford, Premio Princesa de Asturias de las Letras, y la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París, Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional.

Los galardonados, que hicieron su entrada bajo los acordes de «Ayres for cornetts & sagbuts» de John Adson, ocuparon sus asientos a la derecha de la Presidencia. Don Felipe concedió la palabra sucesivamente al presidente de la Fundación Princesa de Asturias, al galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, Richard Ford, a la galardonada con el Premio Princesa de Asturias las Artes, Núria Espert, y Alicia Menéndez, miembro de la Secretaría de la Fundación, quien dio lectura al acta de concesión de los Premios.

El Rey entregó a continuación los Premios Princesa de Asturias 2016, que en esta edición distinguen a:

– Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales: Winifred Mary Beard, catedrática de la Universidad de Cambridge, es una de las figuras intelectuales europeas más influyentes de la actualidad y cuenta con un amplio reconocimiento tanto del mundo académico como de la sociedad. El jurado ha valorado en especial la capacidad de la galardonada para integrar el legado del mundo clásico en nuestra experiencia del presente. Se destaca así la herencia de la tradición clásica y se reconoce a las Humanidades como fuente inspiradora de la reflexión social y política contemporánea. La obra de Mary Beard demuestra un extraordinario talento para convertir un saber especializado en conocimiento accesible y relevante para el gran público.

– Premio Princesa de Asturias de la Concordia: Aldeas Infantiles SOS, por su contribución, durante más de setenta años y en 134 países, a la protección de los niños, a través de principios pioneros y que cobran aún mayor vigencia en momentos en los que los conflictos internacionales ponen en especial riesgo a los más vulnerables. Recogieron el galardón Siddharta Kaul, presidente de Aldeas Infantiles SOS Internacional, y Pedro José Puig, presidente de Aldeas Infantiles SOS España, junto con María José González, madre SOS, y Raquel López, que pasó su infancia en un hogal de Aldeas Infantiles SOS.

– Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica: Hugh Herr, líder mundial de la biónica, por haber desarrollado las primeras prótesis que logran emular la locomoción humana, permitiendo superar discapacidades, como la que él mismo tiene. Las investigaciones pioneras de Herr en biomecatrónica, combinando inteligencia artificial, neurofisiología y robótica han dado lugar a una nueva clase de prótesis biónicas inteligentes, controlables por el cerebro. Sus métodos se basan en un conjunto de disciplinas científicas y tecnológicas de vanguardia, con un impacto significativo en personas con discapacidades, a través de prótesis adaptables que permiten movimientos similares a los fisiológicos. Además, ha desarrollado exoesqueletos que, como estructuras externas y adaptadas al cuerpo, permiten potenciar las capacidades físicas humanas. Estas contribuciones están acelerando la integración hombre-máquina, lo que permitirá mejorar la calidad de vida de millones de personas.

– Premio Princesa de Asturias de las Artes: Núria Espert, una de las más eminentes figuras de la escena mundial. Representa la recuperación y la continuidad de la gran tradición del teatro español, tanto en lengua castellana como en lengua catalana, y ha proyectado internacionalmente la literatura y la creación teatral hispana, clásica y contemporánea, a lo largo de una dilatada y rica carrera que la ha conducido al triunfo en escenarios de todo el mundo. Su teatro se caracteriza por la fidelidad a los ideales y aspiraciones del humanismo y ha estado siempre al servicio de la poesía y de la esencia de la escritura dramática.

– Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades: James Nachtwey, considerado uno de los mejores reporteros gráficos de guerra de las últimas décadas, su compromiso profesional le ha llevado a cubrir una treintena de conflictos bélicos y crisis humanitarias sin abdicar de los principios éticos del informador ni maquillar el dictamen de la cámara. Como lúcido testigo del sufrimiento humano, su magisterio se prolonga a varias generaciones de fotoperiodistas de todo el mundo.

– Premio Princesa de Asturias de Deportes: Javier Gómez Noya, vigente campeón del mundo de triatlón y con cinco títulos mundiales en su historial. Además de por su incontestable y brillante palmarés, el jurado ha reconocido los valores de esfuerzo y perseverancia ante la adversidad, demostrando una enorme fortaleza y un encomiable espíritu de superación en toda su carrera.

– Premio Princesa de Asturias de las Letras: Richard Ford. La obra del escritor estadounidense se inscribe en la gran tradición de la novela americana del siglo XX. Autor de obras como «El periodista deportivo», «Acción de gracias» y «Canadá, una épica irónica y minimalista», define a sus personajes, tramas y argumentos. El cuidado detallismo en las descripciones, la mirada sombría y densa sobre la vida cotidiana de seres anónimos e invisibles, conjugan la desolación y la emoción de sus relatos. Todo ello convierte a Ford en un narrador profundamente contemporáneo y, al tiempo, en el gran cronista del mosaico de historias cruzadas que es la sociedad norteamericana.

– Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional: Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París, por más de dos décadas de trabajo con el fin de reducir la influencia humana en el aumento de la temperatura en la Tierra. El jurado ha reconocido como un hito histórico el Acuerdo, alcanzado en diciembre de 2015 en París, en el que 195 países se comprometieron finalmente a lograr un modelo de desarrollo universal que reduzca gradualmente las emisiones contaminantes y ha destacado la importancia de este Acuerdo en el contexto de la cooperación internacional, como proyecto de futuro para ayudar a todos los países a avanzar juntos hacia un modelo más limpio y sostenible. Recogió el galardón Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención, acompañada por Christiana Figueres, exsecretaria ejecutiva de la Convención.

Seguidamente, Don Felipe concedió sucesivamente la palabra a Mary Beard y Patricia Espinosa. Tras estas intervenciones, Su Majestad el Rey pronunció su discurso, que comenzó subrayando la importancia que debe tener el reconocimiento a «quienes hacen de su existencia un símbolo de compromiso y solidaridad». «Es un privilegio dar la enhorabuena y las gracias a los galardonados y expresar la admiración profunda que sentimos por su obra», aseguró.

A continuación, Su Majestad el Rey repasó algos de los méritos de los premiados. De Núria Espert, Premio de las Artes, subrayó que «encarna la fuerza y la belleza del teatro, y representa hoy aquí no solo la mejor herencia de nuestra escena, sino también la de tantos textos y representaciones de dramaturgos de todo el mundo y de todas las épocas». Don Felipe expresó el deseo de que «la escena española siga contando con grandes profesionales como Núria Espert, conscientes del relevante papel cultural que tiene un teatro de calidad, y siempre vigilantes para que la escena preserve y proteja su dignidad y su imprescindible libertad».

Del Premio de Comunicación y Humanidades, James Nachtwey, recordó su lamento porque las cosas que ha fotografiado realmente han ocurrido. «Y es cierto que tanto sufrimiento, tantas penalidades, nos provocan intensos sentimientos de impotencia y decepción…, nos pesan en el alma. Y nos hacen, además, plenamente ─dolorosamente─ conscientes de las profundas injusticias a las que buena parte de la Humanidad se ve sometida. Sus fotografías, además, nos conminan a la acción, nos obligan a no desfallecer en la búsqueda de un mundo más humano y fraternal. Son –en palabras de nuestro premiado de las letras, Richard Ford, evocando a Kafka− como “el hacha para el mar congelado que está dentro de nosotros”. Una labor titánica, pero absolutamente necesaria, que agradecemos a James Nachtwey con toda sinceridad», manifestó Don Felipe.

Sobre Mary Beard, Premio de Ciencias Sociales, Su Majestad el Rey recordó que algunos de sus rasgos más sobresalientes son «su erudición y su amor a la verdad; la defensa a ultranza de las Humanidades y la capacidad innata para compartir y transmitir el conocimiento; o su activo compromiso a favor de los derechos de las mujeres y la pasión con la que expresa sus convicciones». Asimismo, trazó un paralelismo con la figura de Emilia Pardo Bazán, que hace exactamente 100 años fue nombrada catedrática de Literatura Contemporánea, la primera, en la Universidad Central de Madrid: «Tal y como hace ahora Mary Beard con inteligencia y tenacidad, Emilia Pardo Bazán demostró a lo largo de su vida, con su obra y con sus acciones, que siempre merece la pena luchar por aquello en lo que se cree y, sobre todo, combatió sin tregua para dejar constancia de la profunda injusticia que subyace en la desigualdad entre hombres y mujeres».

«Surge en nosotros un sentimiento profundo de esperanza; la esperanza de que millones de personas con discapacidad en el mundo puedan mejorar su movilidad, su calidad de vida, y puedan incluso hacer cosas que antes apenas podían imaginar con ayuda de las prótesis y los exoesqueletos que él y sus colaboradores diseñan», destacó Don Felipe sobre el trabajo del Premio de Investigación Científica y Técnica, Hugh Herr.

Respecto al galardonado en la categoría de Deportes, Javier Gómez Noya, Su Majestad el Rey le calificó como un «verdadero modelo para todos aquellos que quieren llegar a lo más alto en un deporte y un símbolo de lo que alcanzamos cuando nuestras sanas ambiciones se construyen con fortaleza y con ilusión» y recordó los «férreos principios con los que ha construido su figura como deportista: afán constante de superación, espíritu de lucha, compañerismo, humildad». «Javier es, en definitiva, un símbolo de los mejores valores del deporte y un verdadero orgullo para sus raíces gallegas y para toda España», agregó.

Del escritor Richard Ford, Premio de las Letras, Don Felipe subrayó que es «muy consciente del papel fundamental e insustituible que la literatura tiene en el entramado cultural de una sociedad» y sus obras «destilan esa pureza, esa honradez, y esa grandeza. Porque Ford escribe de lo que mejor conoce y de lo que siente, con una mirada que −de forma exhaustiva y penetrante− disecciona pasiones, sentimientos, reacciones, angustias, fracasos y éxitos; consiguiendo de ese modo representar fielmente –y dignificar, como es su objetivo– a los seres humanos».

En su referencia al Premio de Cooperación Internacional, concedido a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y al Acuerdo de París, Don Felipe señaló que «la solución solo puede llegar si la afrontamos unidos, solidariamente implicados e incluso moralmente obligados; puesto que somos víctimas, sí, pero somos sobre todo responsables… causantes de todo este daño». «Ha llegado ya el momento de pensar en un futuro del que podamos borrar para siempre la amenaza global y en el que triunfen el desarrollo sostenible, la reducción definitiva de emisiones contaminantes, el uso de energías renovables, el reciclado… y el acuerdo de todos para que la temperatura del planeta no siga elevándose», reclamó.

Sobre el Premio a la Concordia, que distingue la labor de Aldeas Infantiles SOS, Su Majestad el Rey afirmó que»la Humanidad no estará completamente a salvo mientras no comprendamos que proteger, atender y educar a la infancia es una prioridad». «Los males que aquejan y acosan a la infancia tienen que ser resueltos de manera consensuada y definitiva, porque son una dolorosa prueba y una llamada de alerta constante de que muchas cosas no funcionan bien en nuestro mundo, de que no podemos esperar que otros lo arreglen, de que solucionarlo es vital en la construcción del camino hacia nuestra dignidad como seres humanos. Por eso, apoyar y fomentar la labor ejemplar y abnegada de Aldeas Infantiles debe ser claramente un imperativo», añadió.

Don Felipe concluyó sus palabas recordando el sentimiento por el que nacieron la Fundación y estos premios: «el de amor profundo a Asturias y a toda España. Nacieron con el deseo de que el alma de esta tierra ─su lealtad, su coraje y su nobleza─ fuese un referente para todos. Nacieron con la voluntad de afirmar una España que, como dijo Unamuno, tiene que ser de brazos abiertos, en la que nadie pueda sentirse solo en el dolor o la adversidad; una España alejada del pesimismo, del desencanto o del desaliento, fiel a su irrenunciable afán de vivir y orgullosa de lo que somos, de lo que juntos hemos conseguido, que ha sido mucho y admirable; y seguros de nosotros mismos, porque un pueblo que quiera, respete y ampare la cultura nunca le temerá a su futuro».

El acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias es la principal actividad que desarrolla la Fundación Princesa de Asturias, una institución privada sin ánimo de lucro, cuyos objetivos son contribuir a la exaltación y promoción de cuantos valores científicos, culturales y humanísticos son patrimonio universal y consolidar los vínculos existentes entre el Principado de Asturias y el título que tradicionalmente ostentan los herederos de la Corona de España.

Destinados a distinguir la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria realizada por personas, instituciones, grupos de personas o de instituciones en el ámbito internacional, estos galardones se conceden en ocho categorías: Artes, Letras, Ciencias Sociales, Comunicación y Humanidades, Investigación Científica y Técnica, Cooperación Internacional, Concordia y Deportes.

Su Majestad el Rey ha sido Presidente de Honor de la Fundación desde su creación en 1980. Tras su proclamación como Rey de España el 19 de junio de 2014, Su Alteza Real la Princesa de Asturias ostenta la Presidencia de Honor de esta institución.

La ceremonia que se celebra tradicionalmente en el Teatro Campoamor de Oviedo está considerada como uno de los actos culturales más importantes de la agenda internacional. A lo largo de su historia, estos galardones han recibido distintos reconocimientos, como la declaración extraordinaria que la UNESCO realizó en 2004 por su excepcional aportación al patrimonio cultural de la Humanidad.

Fotos: © Casa de S.M. el Rey