IH-2065 - copiaLa falta de una imagen real sobre la figura de Miguel de Cervantes, unida a la necesidad de ponerle rostro, favorece la creación de multitud de retratos más o menos idealizados. A lo largo de los últimos cuatro siglos, y cuando se cumple el IV Centenario de su muerte, el imaginario colectivo sobre el escritor lo constituyen falsos retratos, imágenes de los lugares donde vivió y situó sus obras, de sus personajes y de las aventuras que estos protagonizaron. A partir del siglo XIX estas imágenes fueron trasladadas a la fotografía y, posteriormente, llegaron a la Biblioteca Nacional de España, y forman parte de sus colecciones. Ahora, coincidiendo con este aniversario, la BNE saca a la luz una selección de esas imágenes.

Entre las más significativas están cuatro que pertenecen a la serie Partida de Cervantes: dos del álbum Vistas de España, una atribuida a José Martínez Sánchez, Casa de Medrano en Argamasilla, donde el literato estuvo preso y se dice que escribió El Quijote; y la otra, es una vista del Congreso de los Diputados, en la que la estatua de Cervantes ocupa una ubicación diferente a la actual; una más al dibujo realizado por Eduardo Cano, a partir del barquero que aparece en la pintura de Francisco Pacheco, San Pedro Nolasco embarca para redimir cautivos. José María Asensio, en Nuevos documentos para ilustrar la vida de Miguel de Cervantes Saavedra, la considera el auténtico rostro del escritor.

También, se encuentran quince fotografías de supuestos retratos de Cervantes, en su mayoría tomadas por Mariano Moreno. Entre estas, se encuentran varias copias del cuadro que refleja al escritor, atribuido a Juan de Jáuregui y que se conserva en la Real Academia Española de la Lengua.

Dentro del Fondo fotográfico de la Guerra Civil de la BNE se encuentra una instantánea firmada por Albero y Segovia, que retrata una escena de la vida cotidiana en la retaguardia. En ella se ve el inicio de la protección del monumento a Cervantes de la Plaza de España madrileña mediante sacos terreros.

Mención especial merecen las imágenes de la Colección Sedó, que recorre fotográficamente los episodios de la vida de Miguel de Cervantes, con instantáneas del edificio del Paseo de Colón, donde se cree que vivió durante su estancia en Barcelona; de la cueva donde se ocultó durante uno de sus intentos de fuga mientras estaba preso en Argel; de la Posada de la Sangre, identificada con El Mesón del Sevillano, en el que se dice que se alojó y escribió La Ilustre Fregona… Igualmente, exploran los lugares frecuentados por los personajes imaginados por él, recopilando instantáneas de las calles de El Toboso, por donde pasearon don Quijote y su escudero, de la venta donde fue armado caballero y de representaciones escénicas, como el episodio en el que Sancho Panza administra justicia en la ínsula Barataria, mezclando fantasía con realidad.

Un conjunto de 310 placas de vidrio, 130 positivos y 187 negativos, reflejan la obra de dibujante catalán Ricardo Marín. Estas placas sirvieron para ilustrar El Quijote visto por Ricardo Marín, publicado en México en 1965.

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