MBAB 1El museo conmemora el cuarto centenario de la muerte de El Greco con la presentación especial Los grecos del Museo de Bellas Artes de Bilbao (30 de abril–25 de agosto), que con intención didáctica y mediante recursos tecnológicos, muestra al público aspectos ocultos de las dos obras del pintor –San Francisco en oración ante el Crucificado (c. 1585) y La Anunciación (c. 1596- 1600)– pertenecientes a la colección permanente.

Además, se han organizado unas jornadas que incluyen cuatro conferencias y la proyección del documental más reciente sobre el cretense, El Greco. Pintor de lo invisible, realizado con guión científico de Xavier Bray, conservador jefe de la Dulwich Picture Gallery en Londres. Fue estrenado con gran éxito el pasado mes de abril en el Museo del Prado. Esta proyección ha sido posible gracias a la colaboración de la Fundación El Greco 2014.

El cuarto centenario de la muerte de Doménikos Theotokópoulos, El Greco (Candía, Creta, 1541– Toledo, 1614), es una buena ocasión para que los museos que conservan obras del pintor pongan al día los conocimientos sobre ellas. De este modo, se han editado publicaciones y organizado exposiciones, simposios y ciclos de conferencias. Precisamente a una de las grandes exposiciones, El Greco: arte y oficio (Museo de Santa Cruz, Toledo, 8 de septiembre–9 de diciembre), viajará La Anunciación, seleccionada por Leticia Ruiz, jefe de Pintura Española del Renacimiento del Museo Nacional del Prado, quien, además, inaugura nuestras jornadas El Greco. Materia y alma.

MBAB 2Por último hay que mencionar que se da la circunstancia de que el Museo de Bellas Artes de Bilbao (fundado en 1908) abrió sus puertas en 1914 en la Escuela de Artes y Oficios de Atxuri con una muestra dedicada a El Greco, por lo que la exposición sirve, también, para recordar esa efeméride. Se exhibieron entonces diez obras pertenecientes a los coleccionistas bilbaínos Ricardo Ortiz, Antonio Gorostiza y Laureano de Jado. Este último legaría más tarde al museo su destacada colección, en 1927, en la que se incluía La Magdalena penitente, ahora considerada una copia –como, probablemente, la mayoría de las obras de aquella exposición– de mediados del siglo XVII.

En el montaje se ha reproducido una fotografía de época a tamaño casi natural y la reseña periodística de la revista Novedades, que recogen aquella iniciativa. Se han recuperado, también, los bancos originales, cedidos hace un siglo por la Cámara de Comercio de Bilbao como mobiliario para las salas de ese primer museo.

LOS GRECOS DEL MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO

MBAB 3Los dos grecos de la colección del museo –San Francisco en oración ante el Crucificado (c. 1585) y La Anunciación (c. 1596-1600)– se exhiben habitualmente en la sala 8. Pero en esta ocasión la exposición Los grecos del Museo de Bellas Artes de Bilbao muestra aspectos normalmente invisibles de esas pinturas. El interés radica en ofrecer al público esa posibilidad y en poner así de relieve que los datos obtenidos a través de métodos científicos sobre la materialidad de las piezas son fundamentales para el estudio y mejor comprensión de las mismas. Cuestiones técnicas, como las características del dibujo subyacente o la forma en la que han sido aplicadas las pinceladas, pueden ser determinantes a la hora de catalogar una pintura.

De este modo ambas obras se acompañan por dos cajas de luz de 140 x 140 cm que contienen la radiografía y la reflectografía infrarroja de cada una de ellas. La radiografía y la reflectografía infrarroja son técnicas de investigación científica que permiten apreciar elementos de las pinturas normalmente no visibles para el ojo humano, como el dibujo previo, las capas intermedias o los “arrepentimientos” del pintor a lo largo del proceso de ejecución de la obra. Las de San Francisco y La Anunciación ponen de relieve la enorme seguridad técnica de El Greco, que partía de un dibujo muy somero y pintaba casi alla prima, tal y como demuestra la ausencia de cambios importantes. Sobre una base cuidadosamente trabajada, realzaba texturas, luces y sombras mediante ágiles pinceladas superpuestas con las que construía formas y volúmenes muy característicos. Esta manera de hacer genera imágenes radiográficas definidas, que ayudan a identificar las obras de taller o las de seguidores más o menos afortunados.

MBAB 4Para reforzar la intención didáctica de la muestra, se ha incluido La Magdalena penitente, actualmente considerada por los especialistas una copia de mediados del siglo XVII. Además de para observar las diferencias técnicas que la separan de las obras de la mano de El Greco, ésta sirve para explicar el fenómeno de la revalorización de la figura del pintor cretense a comienzos del siglo XX: perteneció al político Antonio Cánovas del Castillo y después pasó al coleccionista bilbaíno Laureano de Jado, quien en 1927 la legó al museo.

Por último, se ha desarrollado una aplicación específica para mesa multitáctil en la que el público puede navegar por macrofotografías de algunas zonas de las dos obras vinculadas, en algunos casos, a detalles radiográficos y reflectográficos o a estratigrafías de micromuestras de los pigmentos. De este modo, desde el interior de la pintura, se puede comprender mejor la técnica casi impresionista de El Greco y otras características de su obra, explicadas en la selección de detalles, como la audacia compositiva o la complejidad iconográfica.

Doménikos Theotokópoulos, El Greco (Candía, Creta, 1541–Toledo, 1614)

MBAB 5Tras formarse en su ciudad natal, El Greco se trasladó a Venecia hacia 1567, donde permaneció cerca de tres años, que dejaron una impronta indeleble en su pintura. Después se desplazó a Roma y allí trabajó al servicio del cardenal Alejandro Farnesio. Con su estilo consolidado y un gran bagaje intelectual se instaló en Toledo en 1577, donde creó un prolífico taller y contó con la protección de ilustres personajes.

San Francisco en oración ante el Crucificado, c. 1585
Óleo sobre lienzo. 105,5 x 86,5 cm Adquirido en 1940

San Francisco de Asís es uno de los santos penitentes escogidos por la iconografía de El Greco. Ennuestro lienzo aparece orando en la cueva del monte Alvernia (a unos 160 km de Asís), vestido con un hábito sujeto con una cuerda de tres nudos, que simbolizan los votos de la orden franciscana. Cruza las manos en señal de veneración; la derecha sobre el corazón y la izquierda dispuesta igual que en otras obras célebres de su producción, como el Caballero de la mano en el pecho. De la veintena de versiones que nos han llegado del tema, ésta –firmada en minúsculas griegas sobre un papel en trampantojo, según costumbre del pintor en esta etapa de su carrera– es una de las más tempranas y de mayor calidad. Procede del convento de las carmelitas de Cuerva (Toledo), fundado en 1585 por doña Aldonza, hermana del cardenal Niño de Guevara, quien pudo haber comisionado el cuadro directamente a El Greco.

La Anunciación, c. 1596-1600
Óleo sobre lienzo. 113,8 x 65,4 cm Aportación de la Diputación Foral de Bizkaia en 1920

Hacia 1596 El Greco recibió varios encargos importantes y, entre ellos, el retablo de la madrileña iglesia de la Encarnación del Colegio de doña María de Aragón, cuyo gran lienzo central con el tema de la Anunciación guarda el Museo del Prado. Pintó también, según su costumbre de conservar obras escogidas o bocetos, dos versiones de menor tamaño, una en el Museo Thyssen-Bornemisza y la que aquí se expone. En un espacio denso y transfigurado en el que se funden el cielo y la tierra, la Virgen mira al arcángel San Gabriel, posado sobre una nube. Entre ellos, se sitúan la zarza ardiente y un cestillo de labor con un paño. Les sobrevuelan querubines en movimiento, la luminosa paloma del Espíritu Santo y un conjunto de ángeles músicos. La pincelada suelta, el intenso colorido y la iluminación dramática contribuyen a esta vehemente visión sobrenatural.

Los grecos del Museo de Bellas Artes de Bilbao (30 de abril–25 de agosto)

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