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Pierde la Banca, de Miguel Angel González

Miguel Angel González es una rara avis en el mundo bancario ya que es capaz de explicar con palabras sencillas problemas y definiciones complejas. El mundo de la banca es así, en el fondo se trata de ganar dinero, pero los banqueros, los políticos y los medios de comunicación nos lo visten de forma que parece que hacen algo muy importante y complicado, que no está al alcance del resto de los mortales.

Miguel Angel González, aparte de prestigioso bancario, es también un avezado cronista divulgador de los secretos de la banca, profesión a la que ha dedicado toda su vida, escalando todos los puestos en el escalafón, desde director de sucursal a miembro del comité ejecutivo de uno de los principales grupos bancarios internacionales.  De abajo a arriba conoce cómo exprimir una peseta, y luego un euro, para que dé todo su jugo. Con una diferencia  frente a los depredadores actuales, ya que Miguel Angel González aboga porque la mayor parte de este rendimiento vaya al cliente y no al bancario o al banquero, que es capaz, incluso, de amañar la información con tal de llevarse al gato al agua y esquilmar a los pardillos, que somos todos. De una banca en la que la mayoría de los productos se entendían, hemos pasado a una jerga que ni siquiera muchos de sus atildados ejecutivos saben de qué están hablando, salvo la comisión o el bonus que se llevan, que eso sí lo conocen al dedillo.

De estas cosas trata este libro, en el que se cuentan verdades de perogrullo que nos hacen meditar acerca de cómo hemos sido capaces de incurrir en los errores que nos han llevado a la actual situación de postración económica, reclamando un rescate a cualquier precio. En «Pierde la Banca» se aborda cómo se ha despilfarrado el talento y se ha dado puerta a los gestores honrados que tenían su foco en el cliente y no no en el bonus cortoplacista. Se explica cómo una hornada de yuppies sin escrúpulos han echado por tierra décadas de trabajo y honradez, pero también se ofrecen recetas o reflexiones plagadas de sentido común para superar esta situación.

Ha sido un placer compartir cada semana en La Atalaya de la cadena COPE tardes de reflexión y análisis con Miguel Angel González y hoy es un placer recomendar este libro que a nadie dejará indiferente. A los baqueros y bancarios porque les habla desde las tripas del negocio y a los simples clientes porque nos desvela cómo navegar en estas procelosas aguas del sistema financiero y sus productos, algunos apetitosos como salmones y otros peligrosos como tiburores, con un lengauje ameno y sin letra pequeña.

Jesús F. Briceño

A continuación un adelanto de lo que pueden encontratr en «Pierde la Banca»...

«En este libro recrearemos, si podemos con algún leve toque de humor, que no ha de resultar incompatible con el rigor, situaciones que pueden ser propias, relatadas por otros u observadas en el entorno y deducidas de los hechos vividos en el sector financiero estos años. Hablamos en momentos de crisis y hay muchas similitudes en la forma de gestionar muchas grandes empresas, y los errores, que es de lo que aquí tratamos, no se circunscriben al sector financiero, aunque sea el epicentro de la crisis, sino que se producen en todo tipo de empresas sin diferenciar ni sectores ni tamaños, porque las personas, los profesionales, se incorporan a una empresa con su bagaje de puntos fuertes y débiles, con sus grandezas y miserias, con sus ambiciones profesionales pero también personales; todo ello es común a cualquier sector de actividad: público o privado, financiero o no financiero…»

«Del desarrollo de todo lo tratado en los diferentes capítulos se deduce el título de este libro, Pierde la banca, y lo hace por olvidarse de que el cliente es el foco del negocio. Pierde por despreciar el mejor activo que tiene una empresa, situando a los directivos y empleados como simples piezas de un engranaje, sin considerar que son el motor principal sin el cual la maquinaria se para. Pierde por primar el corto plazo, en un tipo de negocio para el que esta forma de afrontarlo es especialmente contraproducente. Pierde por haber dejado jugar a banqueros a quienes ni tan siquiera habían llegado a ser aprendices, pierde, y en este caso focalizándonos en las cajas de ahorro, por dejar la gestión y las decisiones en manos de políticos, en lugar de los profesionales; y pierde, en definitiva, por los grandes errores de gestión cometidos, que han resultado, a la postre, mucho más decisivos por estar inmersos en una gran crisis…»

Pierde la Banca
Miguel Ángel González
Lid Editorial