Del 27 octubre 2011 al 29 abril 2012

El Ministerio de Cultura presenta, en el Museo Nacional de Artes Decorativas, la exposición Grafistas. Diseño gráfico español 1939-75 que, comisariada por Emilio Gil, muestra un recorrido por el corpus de trabajo más significativo de los pioneros del diseño gráfico español. En ella se exhibe, de forma atractiva y didáctica, cómo el diseño gráfico ha trascendido los ámbitos profesionales comunicativos para convertirse en una pequeña historia de la transformación de la España contemporánea.

Entre los creadores, cuyos diseños podrán verse en la muestra, destacan nombres como Alexandre Cirici Pellicer, Manolo Prieto, Ricard Giralt Miracle, Josep Renau, Daniel Gil, Joan Brossa o Josep Artigas. Cerca de 300 trabajos que recorren los ámbitos de la cultura, el contexto, lo institucional, el comercio y la cronología.

Hasta la fecha no se habían mostrado trabajos e información suficiente para conocer las trayectorias y la dura coyuntura histórica en la que estos creadores trabajaron. Esta exposición cubre así una carencia documental, ubicando por vez primera todos estos datos dentro del contexto internacional y haciéndonos ver lo que los pioneros del diseño gráfico español supusieron para las generaciones posteriores de españoles: la apertura de una puerta a una nueva manera de relacionarse con la comunicación visual y, al mismo tiempo, la posibilidad de disfrutar, a través de sus diseños, de una estética atractiva.

Los Grafistas. El desarrollo de una profesión
Se considera grafistas a aquellos profesionales del diseño español que pertenecen en su mayoría a una única generación, a los llamados “niños de la guerra”, identificada sobre todo por el hecho de haber sido niños o jóvenes durante la Guerra Civil española (1936-1939) y haberse incorporado a la vida adulta y profesional en torno a 1950, un momento en que se dio en España un auténtico recambio generacional.

Se trata de una generación de auténticos pioneros, que alteraron la cultura visual de la posguerra española, en una sociedad no especialmente receptiva a entender que el diseño era, también, una forma de arte. Comenzaron aprendiendo un oficio en las imprentas y acabaron estableciendo los pilares de una nueva profesión, como diseñadores gráficos en estudios y despachos.

Pese a la existencia de una serie de iniciativas que constituyen los precedentes de los Grafistas como: los cartelistas de la Guerra Civil, el Sindicato de Dibujantes Profesionales en la Barcelona de 1936 y la asociación de dibujantes en el Madrid de los años 30, lo cierto es que tras la autarquía, la incorporación de España al mercado occidental traería aparejada una idea de renovación que se manifestó en el cambio experimentado en las relaciones laborales.

De este modo, los dibujantes publicitarios dejaron de ser proveedores de las imprentas, incluso empleados de las mismas, para pasar a ser clientes de ellas y, por tanto, a negociar directamente con los clientes los trabajos que les encargaban.

Cuando esto sucedía, se convertían en diseñadores. Muchas de las agencias publicitarias en las que se formaron algunos de los más importantes pioneros del diseño gráfico, nacieron en esos años tanto en Madrid como en Barcelona.

Con la llegada de estos primeros grafistas el diseño volvió a considerar seriamente la investigación expresiva de la gráfica en su doble condición de ser un factor de cultura y un instrumento comunicativo eficaz ante una finalidad concreta.

Frente a un realismo sin matices o descaradamente “populachero” como el defendido desde la eficacia publicitaria, los cartelistas no podían quedarse de brazos cruzados.

El detallismo realista sin más les parecía banal: ni llamaba la atención ni servía para concretar el contenido de la idea porque uno se perdía en detalles. Cada vez parecía más evidente que la superioridad de un cartel reside en la idea, una sola, clara y concisa, que llama la atención.

Así se utilizó el Surrealismo, a través de su vertiente más popular que, combinado con la caricatura y la estilización decorativista dio lugar a un Surrealismo difícil de identificar como tal por su apariencia, pero que fue muy eficaz en cuanto a la construcción gráfica de enunciados abstractos. El cartel de Artigas de Polil es un ejemplo paradigmático, junto con otras como el cartel para la Semana Santa de Pla-Narbona, por la calidad de un técnica ya consolidada. Se produjo así la conversión del Surrealismo en algo comprensible para el público. Esta fue una de las principales aportaciones del cartelismo de estos pioneros a la historia del diseño gráfico.

Los Grafistas españoles fueron capaces, a través de las décadas que analiza esta exposición, de alterar la cultura visual de la generación de la posguerra española, no especialmente receptiva a entender que el diseño era una forma de arte. Así, el diseño gráfico trascendió los ámbitos profesionales comunicativos para convertirse en una pequeña historia de la transformación de la España contemporánea.

La exposición pone de manifiesto una etapa desconocida de la historia del arte español. El periodo histórico que abarca esta exposición (1939-1975) coincide con unos años complicados, en los que los diseñadores en España no gozaban de circunstancias muy favorables. Ni existía una industria potente que pudiese realizar encargos, ni una sociedad receptiva a estos pioneros del diseño gráfico. Además, el aislamiento internacional, la escasez de materiales y el control de los discursos públicos por parte de la dictadura dificultaban enormemente el trabajo creativo.

A pesar de todo, los grafistas españoles fueron capaces de transformar radicalmente el diseño tradicional, creando imágenes y asociaciones innovadoras, atractivas y de gran capacidad comunicativa. Gracias a su talento el diseño español entró en la modernidad.

Esta exposición identifica a los principales diseñadores de cada generación para cubrir la carencia de información al respecto de lo que éstos supusieron para el mundo de las artes gráficas, de la comunicación y publicidad. Hasta la fecha no se han mostrado trabajos e información suficiente para conocer sus trayectorias, la coyuntura histórica en la que trabajaron, situando todos estos datos dentro del contexto internacional.

Ensalzar el valor artístico de un proceso de creación “artesanal”
Para la materialización de sus ideas los grafistas empleaban herramientas radicalmente distintas de las que se emplean hoy en día. En muchos de los trabajos mostrados en esta exposición la parte tipográfica –contrariamente a lo que ocurre hoy en día con el ordenador como herramienta de trabajo que no solo influye en los resultados sino también en los tiempos de producción y reflexión– está dibujada a mano, letra a letra, con unos caracteres que, en ocasiones, trataban de imitar una fuente concreta y, en otros casos, buscaban la creación de una letra distinta ideada ex profeso para la ocasión.

Igualmente ocurría con los materiales de dibujo y las herramientas básicas para el trazado de las formas: reglas milimetradas, escuadra y cartabón, plantillas, pinceles, acuarelas, témpera… que propiciaban un trabajo manual con una fuerte calidad táctil.

La oferta de materiales era sensiblemente inferior a la actual, lo que dio lugar a una época en la que primaban ideas sintéticas y potentes alejadas de soluciones basadas en lo vistoso del acabado y no tanto en la calidad y pertinencia de la propuesta.

Son trabajos en los que primaban las ideas: sintéticas y dotadas de una enorme potencia visual. De este modo alcanzan un elevado valor vanguardista, capaz de trascender modas o tendencias pasajeras.
El comisario Emilio Gil es Diseñador Gráfico. Fundador en 1980 de Tau Diseño, una de las empresas españolas pioneras en servicios de Diseño, Comunicación Institucional y creación y desarrollo de Programas de Identidad Visual Corporativa. Formado en la SVA (School of Visual Arts) de Nueva York con Milton Glaser, James McMullan y Ed Benguiat como profesores y en la Central St. Martins de Londres en Comisariado de exposiciones. Premio «Laus de oro» 1995 en Diseño Editorial, Premio Donside en Gran Bretaña y «Certificate of Excellence» del Type Directors Club de Nueva York en 1995. Profesor del Máster de Edición de Santillana Formación y la Universidad de Salamanca y profesor colaborador de las Universidades Carlos III y Europea de Madrid, y Director de diversos Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid en su sede de El Escorial (Madrid). Comisario de las exposiciones «Signos del siglo. 100 años de Diseño Gráfico en España» en el Museo Reina Sofía, «¿Dissenyes o Diseñas? (Madrid, Berlín, Sofia) y «24×365. Diseño Gráfico para la Comunicación pública» (Círculo de BBAA de Madrid. 2008). Autor del libro «Pioneros del Diseño Gráfico en España» (Index Book, 2007. Edición en USA Mark Batty Publisher, distribuida en Europa por Thames&Hudson) y coautor del libro «Lo bello de las cosas» (Gustavo Gili. 2007). Presidente desde junio de 2009 de AEPD, Asociación Española de Profesionales del Diseño.

Organización
Ministerio de Cultura. Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales (Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes y Museo Nacional de Artes Decorativas)
Comisario Emilio Gil
Coordinación Guillermo González, Alba Pérez
Proyecto de diseño y dirección de montaje Aurora Herrrera

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2 COMENTARIOS

  1. ¡Qué buena exposición! Me parece interesantísimo poder compararlo con el diseño gráfico actual y ver su evolución . Han habido grandes diseñadores gráficos españoles y los sigue habiendo. Si os interesa, hay un libro titulado «Pioneros del diseño gráfico en España”, de Emilio Gil, en le que se descubre la trayectoria de algunos diseñadores gráficos que han marcado época.

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