Este otoño dos ambiciosas exposiciones traen a la capital el potente y épico arte ruso que se desarrolló en la Rusia de Lenin y, especialmente, en la de Stalin. Obras de aristas tan destacados como Kandinski, Chagall, Ródchenko o Malévich, pero también otros menos conocidos en España como Deineka, Brodski o Tatlin, desfilan en sendas muestras que dan cuenta de la asombrosa energía creativa e inventiva rusa más allá de las vanguardias.

La caballería roja, en La Casa Encendida, y Aleksarndr Deineka. Una vanguardia para el proletariado, en La Fundación Juan March reúnen pinturas, dibujos, objetos, documentos, registros sonoros y audiovisuales, que nos sumergen en el arte de la Unión Soviética de la primera mitad del siglo XX.

Imágenes brutales que parecen salidas de la novela de Orwell, 1984. Muchas de ellas manifiestan una clara estética kitsch, pero al mismo tiempo, son bellísimas. Llamativas escenas de masas, fábricas, atletas, trabajadores y carteles propagandísticos y políticos nos recuerdan la ferocidad del totalitarismo ruso.

Relación entre la creación y el poder
Sin embargo, estas dos muestras, que se han organizado en el marco del año dual España-Rusia, no sólo nos acercan el arte de la época. Ambas exposiciones tienen un objetivo común: reconstruir una historia entre los orígenes de la vanguardia (en 1913) y la muerte de Stalin (en 1953). “Tradicionalmente se ha entendido que el poder eliminó la vanguardia”, explicó Manuel Fontán del Junco, comisario de la muestra de la Fundación March. “Sin embargo, esto se pone en duda en esta exposición”, añadió.

Aleksarndr Deineka. Una vanguardia para el proletariado, se centra en el principal representante del Realismo socialista, el método vigente para todos los artistas soviéticos desde 1932.  Este desconocido estilo artístico de la época de Stalin ha sido frecuentemente tachado como un mero ejercicio, poco logrado, de kitsch academicista y monumental, al servicio de la ideología y la educación de las masas.

Pero es mucho más que eso. “Si hemos elegido a Deineka es porque es un artista de primera línea. Es un pintor espectacular, impactante”, afirma Fontán del Junco. El comisario de la muestra explica que en la obra de Deineka podemos encontrar arte preocupado por la forma y el contenido (propio de la vanguardia), pero también un arte al servicio del poder.

Fotografía de grupo
Esta relación entre creación y poder también se analiza en la muestra que propone La Casa Encendida. La caballería roja es una especie de fotografía de grupo en la que tienen cabida no solo pintores, sino también poetas, escritores, cineastas o músicos. Pretende ilustrar las estrategias del estado soviético en la imposición de su ideología mediante un uso específico del lenguaje, una mitología, unos símbolos, unos ritos y unos héroes nuevos.

Rosa Ferré, comisaria de la exposición, apunta que la muestra trata cuestiones complejas relacionadas con la estética y los problemas políticos.  “Se cuenta un tira y afloja entre los artistas y el arte oficial”, afirma. La exposición se completa con un programa de actividades relacionadas como conciertos de música clásica y electrónica rusa y un ciclo de cine.

La caballería roja es una especie de viaje desde la energía artística de la vanguardia que acompañó el estallido y los primeros pasos de la revolución (y sus tanteos y  estrategias para conectarse con la nueva realidad social que se estaba construyendo) hasta la aniquilación de cualquier talento creativo por parte de Stalin al final de los años 30. Reúne materiales muy diversos, desde obras maestras de la vanguardia hasta algunas piezas significativas en la estética del realismo socialista, desde manuscritos de los poetas de la edad de plata -Ajmátova o Mandelshtam-, las sátiras de Bulgákov o Olesha y las obras de los llamados compañeros de viaje -Bábel, Pasternak o Pilniak-, hasta las novelas heroicas que se escribieron para ensalzar las grandes obras de los planes quinquenales. Desde la música experimental a la música oficial. Desde obras que revelan una proyección de ambiciones cósmicas hasta las que representan el nacionalismo más recalcitrante.

Protagonistas

Los protagonistas de las exposición La caballería roja son, entre otros, los poetas y escritores Anna Ajmátova, Osip Mandelshtam, Borís Pasternak, Vladímir Mayakovski, Mijaíl Bulgákov, Yuri Olesha, Borís Pilniak, Andréi Platónov, Velimir Jlébnikov, Daniíl Jarms, Isaak Bábel y Mijaíl Koltsov; los artistas Vasili Kandinski, Marc Chagall, Kazimir Malévich, Aleksandr Ródchenko, El Lissitzky, Liubov Popova, Vladímir Tatlin, Piotr Mitúrich, Pável Filónov, Gustavs Klucis, Kliment Redko y los artistas del grupo Método, Vera Muchina,  Aleksandr Deineka, Kuzmá Petrov-Vodkin, Gueorgui y Vladímir Stenberg,  el colectivo Kukriniksi, Isaak Brodski y Yuri Piménov; los directores teatrales Vsévolod Meyerhold, Aleksandr Taírov; los cineastas Dziga Vértov, Serguéi Eisenstein, Grigori Aleksándrov, Vsévolod Pudovkin y Aleksandr Medvedkin; los músicos Lev Theremin, Dmitri Shostakóvich y Serguéi Prokófiev.

Con la apertura reciente de muchos archivos estatales, vemos cómo Lenin aprovechó en beneficio propio y de su partido el empuje de los artistas de vanguardia sin que le interesaran en absoluto sus experimentos formales ni lo que implícita o explícitamente postulasen, y cómo vio en el cine soviético el mejor medio para la instrucción y la propaganda. Por otro lado llama la atención cómo Stalin se erigió en editor sin competencia, involucrándose personalmente en la dirección de la cultura, censurando, proponiendo y, en los años de las grandes purgas (1937-1940), dirigiendo personalmente la eliminación física de cualquier creador con pensamiento propio en cualquier ámbito de la cultura. La exposición quiere ilustrar las estrategias del estado soviético en la imposición de su ideología mediante un uso específico del lenguaje, una mitología, unos símbolos, unos ritos y unos héroes nuevos.

La exposición abordar un momento muy complejo, de una enorme energía creativa e inventiva y agudos debates intelectuales cuya radiación llega hasta nuestros días. Una realidad sombría forjada por terribles renuncias y sacrificios personales, de la que se pretende sacar a la luz las mejores obras de los protagonistas que, a excepción de unos pocos nombres, apenas son conocidos por el gran público en nuestro país.

En ningún país, en ningún tiempo, se ha concentrado tanto talento creativo como en la Rusia soviética de las tres primeras décadas del siglo XX. Con esta exposición se espera fijar una fotografía de grupo a la que el visitante quiera regresar para preguntarse uno a uno sobre sus protagonistas, e ir adentrándose así en un legado extraordinario que en parte aún está por descubrir y que es fundamental acercar a las nuevas generaciones. Precisamente el objetivo y motor de esta exposición es reivindicar el enorme talento de muchos de los artistas de estos años y su fabulosa contribución al debate intelectual y estético de la modernidad.

“La caballería roja” se complementa con otras actividades cine, conciertos, propuestas escénicas y conferencias.

Irene G. Vara

Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado
Del 7 de octubre al 15 de enero
Fundación Juan March
De lunes a sábados, de 11.00 a 20.00 horas
Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00 horas
www.march.es

La caballería roja. Creación y poder en la Rusia soviética de 1917 a 1945
Del 6 de octubre al 8 de enero
La Casa Encendida
De lunes a domingos, de 10.00 a 22.00 horas
www.lacasaencendida.es

Imagen: De izquierda a derecha, José Guirao, director de La Casa Encendida; Carlos Alberdi, Director de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID; Alexander Surikov, ministro consejero de la embajada de Rusia en España; Rodrigo de Rato, presidente de Bankia; Rosa Ferré, comisaria de la muestra; y Juan José Herrara de la Muela, embajador del año dual  Rusia-España.

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