Los almanaques nacieron como publicaciones anuales con información sobre temas específicos de interés para sus lectores, que atendían a los datos contenidos junto a cada fecha. Aunque desde la Antigüedad primaron las referencias astronómicas, climatológicas y estadísticas, los aniversarios o efemérides se impusieron en la Edad Contemporánea en las sociedades burguesas occidentales como grandes atractivos para el consumo de publicaciones de gran tirada. Hoy constituyen todo un género literario de gran utilidad pedagógica, como atestigua la aparición de la última obra de Pedro García Luaces, el “Almanaque de la Historia de España” que, editado por Ciudadela, supone toda una reivindicación de los clásicos compendios que repasaban, recreando y explicando, los principales hechos del pasado.

Nunca ha sido sencillo escribir una historia general de España. Tampoco describirla hecho a hecho. El riesgo de apropiarse de una idea de patria o caer en complejos disfrazados de supuestos anti-nacionalismos ha sido brutal en las últimas décadas. Está por ver el alcance del efecto de la formidable vacuna de varias semanas de miles de banderas ondeando en las calles con motivo de las victorias de la selección nacional de fútbol en el campeonato mundial de 2010 para comprobar que las nuevas generaciones de españoles no asocian su propia bandera a determinadas vertientes ideológicas. Porque incluso la editorial nos ofrece como portada del volumen una españolísima enseña ondeante, sin complejos, pero sin escudo, quizá como símbolo de que es España la que ha permanecido, no sus gobernantes… Por eso no extraña la nota predominante de todos y cada uno de los textos que se asocian a los 365 días de año. García Luaces ha realizado un formidable esfuerzo escogiendo el hecho que le ha parecido –en su derecho está- más significativo, representativo o de mayor repercusión para el futuro. Pero también más aleccionador para quien desee formarse, conocer el pasado y enorgullecerse de él. El debate está en que, obviamente, se han subrayado los motivos de sano orgullo: logros como pueblo, descubrimientos, figuras señeras en el arte, la política, la escena internacional… E insistamos no tanto en la forma en que los hechos se presentan, pues no se trata tanto en la extraordinaria capacidad de síntesis y exposición razonada de las claves de cada gesta o personaje recordado, sino en la siempre opinable elección que encumbra unos sobre otros.

Pedro García Luaces ha sabido recrear con sano orgullo la inmensa capacidad pedagógica en posee, en sí misma, una efeméride. Recordar el pasado supone, por si mismo, aprender. Por eso, abandonar la memoria como potencia personal para el aprendizaje está siendo uno de los peores errores del actual sistema educativo. Por encima de las posibilidades de sano debate y tertulia que cada página abre, pues junto a cada aniversario principal que el autor desarrolla de enuncian al menos otros cuatro sobre los que el lector bien podría investigar, nos encontramos ante un libro para tener cerca y muy recomendable para crear afición a la lectura y al conocimiento del pasado en los más jóvenes.

Andrés Merino Thomas

 

“Almanaque de la Historia de España”
Pedro García Luaces
Madrid, Ciudadela Libros, 403 pág.
ISBN: 978–84–96836–74–7
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