Por segundo año consecutivo, La Fundación Francisco Godia se suma a las propuestas del festival Loop de videoarte con una exposición cuyas obras dialogan con los propios fondos de la fundación: “El cuadro inquieto. La imagen como pintura en movimiento y el retorno de los géneros”. Comisariada por Paco Barragán, la muestra reúne ocho piezas de videoarte que pueden interpretarse como un homenaje a la pintura a través de la reinterpretación y, en algún caso, la recreación de paisajes, escenarios o personajes representativos de ciertos momentos de la historia del arte. Bill Viola, Sam Taylor-Wood, Mariana Vassileva, Raphael DiLuzio, Ori Gersht, Cristina Lucas, Eve Susmann, Krisdy Schindler y Chus García-Fraile son los artistas seleccionados para la muestra, que se inaugura el próximo 13 de mayo.

El título de la exposición hace referencia a la imagen en movimiento, a la transformación de la propia pintura en un género que ya no se desarrolla en un lienzo, sino en una pantalla. Y es que desde el momento en que el videoartista Nam June Paik dijo, en 1965, que “de la misma manera que el collage ha sustituido a la pintura al óleo, el tubo de rayos catódicos sustituirá al lienzo”, la pintura ya no se representa únicamente en este soporte, sino que adopta otras formas, como la videoinstalación y la proyección. Podría decirse, entonces, que nos encontramos ante un nuevo “pictorialismo”, un contexto en el que, en palabras del comisario de esta muestra, “la pintura se mide con su propia historia y sus mitos al tiempo que maneja unos enfoques interdisciplinarios y digitales y donde la autenticidad y la fuente dejan de importar”.

Un ejemplo es la obra de Mariana Vassileva The milkmaid, un clarísimo homenaje a la famosa La lechera de Johannes Vermeer que, además, se yuxtapone a El despertar, de Jean Arp perteneciente a los fondos de la colección de la Fundación Francisco Godia. Si Vermeer mostraba su maestría a través de la luz, la ropa de la muchacha y los objetos encima de la mesa, en la obra de Vassileva, la lechera es una joven vestida de blanco que hace el mismo gesto, pero sin ningún otro elemento en el espacio. El blanco de su vestido, de la leche, del recipiente, del mantel de la mesa, incluso del fondo, obvian el tiempo y el espacio para, solamente con un gesto, homenajear una de las grandes obras de la pintura barroca y, asimismo, convertir la escultura de Arp en una mujer de carne y hueso.

En otro caso, el de Chus García-Fraile, la obra Protected Zone (2008) interacciona con una de las piezas más sorprendentes de la colección Francisco Godia: la escultura de Cristina Iglesias Habitación vegetal XV (Doble paisaje). García-Fraile crea en esta videopieza un juego en el que una escalera mecánica “sube” al espectador hacia algún lugar en medio de un paisaje, como si quisiera hacerlo entrar en el mismo, de igual modo que Iglesias hace entrar al visitante –y no de modo virtual, sino presencial- en el paisaje reflejado en su escultura.

Reinterpretaciones y naturalezas muertas

Otra de las piezas de la exposición perteneciente a esta edición de Loop es una naturaleza muerta de Ori Gersht, Falling bird (2008), que encuentra su paralelo en la obra de Juan van der Hamen Bodegón con cesta de guisantes y cerezas flanqueada por dos jarrones de cristal con rosas (1621). Ambas son una representación de lo efímero de la vida: en la del artista israelí, un ganso aparece colgando boca abajo, suspendido en el tiempo ante lo que parece ser un espejo que refleja su propia imagen. El ganso, filmado a cámara lenta, cae al vacío, sumergiéndose en el espejo, que es, en realidad, un agua cristalina. Hay, pues, un doble juego que se presenta ante el espectador: la naturaleza muerta representada en el ave aparentemente quieta, y el reflejo de ésa naturaleza, que luego se rompe con el chapoteo del agua.

Por otro lado, la pieza de Juan Van der Hamen también tiene otro paralelo en Still life (2001), una de las obras más famosas de la videoartista Sam Taylor-Wood. Ambas son una metáfora de lo efímero de la vida, una plasmación de la naturaleza como algo que desaparece precisamente porque está vivo. Pero si en la obra del pintor barroco esta naturaleza permanece inalterable, detenida en el lienzo, en la de Taylor-Wood, llamada precisamente Still life (2001), las manzanas, los melocotones, las uvas,  se consumen poco a poco hasta convertirse en polvo.

Siguiendo con los paralelos con las obras de la fundación, Loop presenta A reciprocal process of becoming (2006), de la canadiense Krisdy Shindler. Se trata de una obra de poco más de 3 minutos en la que con el proceso stop motion se muestra el proceso creativo de una obra de arte, y cuyos colores y trazos recuerdan a Composition – Bataille (1959) de Karel Appel, otra de las piezas de arte contemporáneo que acoge la Fundación Francisco Godia.

La historia del arte en clave contemporánea

Finalmente, tres obras más no guardan relación directa con las obras de la fundación, pero sí con obras vinculadas a ciertos movimientos o períodos artísticos, que son reinterpretados en clave contemporánea. Por ejemplo, A fall of the roses, una pieza de 2006 de Raphael DiLuzio en la que se hace referencia al arte del retrato, sobre todo el que practicó Whistler, y que se proyecta directamente sobre la pared, simulando, así, una especie de “fresco” virtual.

Bill Viola, por otra parte, se muestra en esta selección a través de su trabajo Basin of tears (2005), perteneciente a su serie Purification. Un hombre y una mujer se preparan para un sacrificio ritual simbólico en siete secuencias de imágenes, una de las cuales es ésta que se presenta en Loop. Como si de un díptico renacentista o barroco se tratara, la obra sigue la tradición de este artista por representar imágenes de la historia del arte a través de la reinterpretación en clave contemporánea, como si lo que los grandes maestros de la pintura cobrara vida.

Finalmente, la española Cristina Lucas opta en su obra La liberté raisonnée (2009) por reinterpretar uno de los lienzos más famosos de la historia del arte: La libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix (1830). Lucas crea una secuencia de apenas cuatro minutos en la que los personajes de la obra del francés cobran vida para alcanzar la libertad que Delacroix quiso representar en su lienzo. Paradójicamente, sin embargo, la libertad alcanza un final que no se hubiera podido imaginar el pintor romántico.

El cuadro inquieto. La imagen como pintura en movimiento y el retorno de los géneros
Del 13 de mayo a 13 juny de 2010
Fundación Francisco Godia
Diputació, 250
Tel. 93 272 31 80

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