El lunes 22 de marzo, en la Abadía de Santo Domingo de Silos (Burgos), se presenta la muestra «El garabato del fraile» con la presencia de la artista, Tacita Dean (Canterbury, 1965).  El director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel inaugurará la exposición junto a la subdirectora del Museo y comisaria de la muestra, Lynne Cooke; el Abad del Monasterio, Clemente Serna; el presidente de la Fundación Endesa –entidad patrocinadora de esta exposición–, Rafael Miranda Robredo; el director general de la misma Fundación, José Antonio Gutiérrez Pérez; y el presidente de la Cámara de Burgos, Antonio Méndez Pozo.

Tacita Dean, considerada como una de las jóvenes promesas del arte británico, englobadas bajo la denominación de los “Young British Artists”, ha ideado una obra específicamente para esta ocasión. Se trata de la proyección continua de una película, en la que las imágenes aparecen animadas, en contraste con el estatismo que caracteriza su obra. Acompañan a esta instalación audiovisual, las fotografías de garabatos y graffiti de orígenes diversos, realizados a lo largo de la historia sobre la piedra de los capiteles del claustro de la Abadía y que inspiraron a Dean para la realización de su película.

El Monasterio de Santo Domingo de Silos acoge esta segunda muestra individual organizada en España de la artista británica Tacita Dean (Canterbury, 1965), cuyas últimas obras audiovisuales han estado relacionadas con los monasterios. Tras esta exposición el Museo Reina Sofía tiene previsto para el verano de 2010 la muestra de Ibon Aranberri (Itziar-Deba, Guipúzcoa, 1969) quién ha visitado ya el Monasterio de Santo Domingo de Silos y en la actualidad prepara un proyecto específico para el singular espacio, cuyo resultado final será la producción de una instalación imbricada en la Abadía.

La serie monumental de capiteles románicos del claustro de Santo Domingo de Silos ha atraído siempre múltiples visitantes, incluyendo distintas generaciones de artistas. Cuando Tacita Dean lo visitó por primera vez, muchos aspectos de este complejo histórico atrajeron su atención, como el canto gregoriano de las vísperas con el que los monjes acaban el día. Unos meses después, la artista regresó para estudiar con mayor atención los garabatos y graffiti que rodean la columnata del claustro, imaginando que los habitantes de la abadía habrían trazado esas marcas a lo largo de los siglos, mientras dejaban pasar las horas en su reclusión solitaria.

En The Friar’s Doodle (El garabato del fraile), 2010, Dean ha utilizado por primera vez una cámara de animación rostrum, y por esa razón, la película está compuesta de imágenes animadas, en oposición a las imágenes estáticas que caracterizaban su obra. Cortado en movimiento, el material se ha editado siguiendo muy de cerca los perfiles serpenteantes de los dibujos. La cámara nunca retrocede ni se aleja para revelar la elaborada composición en su totalidad. Visto acumulativamente, por decirlo así –en fragmentos, a lo largo del tiempo—, la surrealista composición sólo puede comprenderse con los ojos de la mente. El modo obstinado en que Dean revela la imagen original sirve metafóricamente para subrayar los dilatados procesos de descubrimiento necesarios para descifrar la escena de conjunto inscrita en el tejido de Silos. Porque los motivos tallados y grabados del inventario fotográfico que Dean realizó durante su segunda visita a Silos ofrecen un registro a veces indescifrable, a menudo fragmentado, que anula toda premisa de que la historia pueda ser singular, sólida y sellada. Este archivo constituye una analogía visual de ensoñaciones, cavilaciones y vuelos de la imaginación que, aun fijado en el pasado, resulta familiar y accesible: cercano a nuestra vida cotidiana, a las incursiones especulativas que vagan más allá del tiempo, sin fines discernibles. El garabato del monje parece avalar la persistencia de esos impulsos intuitivos que nos lleva a posicionarnos en los discursos léxicos de la historia, además de invitarnos a reflexionar sobre los mecanismos interpretativos que se despliegan para descodificar sus residuos gráficos.

Como es habitual en la obra de Dean, una imagen o un encuentro al azar se convierten en un palimpsesto mnemónico. Al resonar como un eco en su imaginación, pone en marcha un tren de alusiones que suscitan recuerdos recientes y lejanos. Tal vez la referencia de mayor alcance generada por el claustro de Silos haya sido el recuerdo de un elaborado garabato en blanco y negro, dibujado décadas atrás, cuando Dean, colegiala, asistía a la misa semanal con quien lo hizo: un joven fraile estudiante de teología en una universidad cercana. De forma reveladora, aunque tal vez inexplicable, Dean había guardado aquel dibujo, protegiéndolo entre las páginas de un libro: quería hacer algo con él, algún día… Entre los recuerdos más recientes, estaba esa hoja de papel recorrida con trazos de lápices entrelazados. Igual que Giorgio Morandi ordenaba obsesivamente botellas y jarros sobre la mesa de trabajo de su estudio, para componer sus naturalezas muertas, y registraba sus cambios de posiciones con el simple recurso de reseguir sus huellas. Con ese trazado misterioso de líneas entrecruzadas, ni al azar, ni siguiendo un orden estricto, aquella gastada plataforma se convirtió en objeto de una película de Dean titulada Still Life (Naturaleza muerta), 2009.

Otra de sus obras, Lord Byron Died (Lord Byron ha muerto), 2003, le vino también a la mente en Silos durante aquella segunda visita de investigación. Comprendía una serie de seis fotografías en blanco y negro, fotografías que hizo Dean de antiguas firmas que descubrió por azar, en 1989, cuando buscaba un autógrafo de Byron en las ruinas del Templo de Poseidón, en Sunion. Aunque dejó de lado aquel material durante casi quince años, las semillas de aquello que se había revelado como un interés pertinaz en las huellas gráficas –garabatos, graffiti y similares— arraigaron aquel año durante su estancia en Grecia, gracias a una beca de intercambio internacional. Antes de graduarse en la Falmouth School of Art en 1988 había escrito su tesis sobre la obra de Cy Twombly: ¿premonición, antecedente o condición previa para aquel incipiente interés?

Miguel Sobrino, un historiador que lleva años estudiando la arquitectura medieval española, sostiene que los heterogéneos grabados que Dean fotografió en Silos tienen orígenes diversos. Algunos son marcas de trabajo hechas por artesanos individuales que servían para calcular el precio de sus servicios. Otros, que parecen rudimentarios tableros de juego, fueron probablemente obra de picapedreros que se distraían esperando el momento en que las nuevas columnas recién talladas, que aún yacían en el suelo, se insertaran en el tejido del edificio. Pero otros, que podrían ser esbozos rudimentarios de esquemas ornamentales para el claustro, dan fe de la accesibilidad de la piedra como superficie expresiva en un tiempo en que el suministro de papel era escaso y costoso. Mientras que otros, que incorporan texto e incluso firmas, parecen haberse trazado siglos después, posiblemente en un periodo en que las dependencias del monasterio, ya no habitadas por los monjes, ofrecían refugio invernal a los animales de granjeros locales, o servían de graneros para sus cosechas.

Tacita Dean (Canterbury, 1965), estudió en la Falmouth School of Art en 1985-1988, y en la Slade School of Art de Londres en 1990-1992. Obtuvo una beca del gobierno griego y asistió durante 1989-1990 a la Escuela Suprema de Bellas Artes de Atenas. Obtuvo la beca de la DAAD en Berlín para el año 2000, y desde entonces vive y trabaja en esa ciudad. Ha recibido numerosos premios, incluyendo el Kurt Schwitters Price en 2009, y ha expuesto en diversas instituciones internacionales desde 1989. Entre sus principales exposiciones individuales se incluyen: Tate Britain, 2001; MACBA, Barcelona, 2001; ARC, París, 2003; Schaulager, Basilea, 2006 y Dia: Beacon, Nueva York, 2008.

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