Patrones de compra de arte y antiguedades en hombres y mujeres, según un estudio elaborado por Artemanía

Este estudio parte de las respuestas de los expositores de Artemanía a un cuestionario sobre hábitos de compra en hombres y mujeres. Para la redacción de las conclusiones que se exponen a continuación se ha partido de las observaciones de 25 galeristas y anticuarios españoles y distribuidos por toda el área nacional. Un 85% de los galeristas que respondieron al cuestionario tiene una experiencia en la venta de piezas de arte y antigüedades superior a los 10 años.

ELLAS …

•    Son mejores negociadoras.
•    Son más atrevidas a la hora de pedir información sobre piezas y precios.
•    Siguen de cerca las tendencias.
•    Tienen un gusto más variado.
•    Se atreven a mezclar distintas épocas y estilos.
•    Son más reflexivas. Van a ver la pieza varias veces antes de decidirse, y en muchas ocasiones, prueban la pieza en su casa antes de comprarla.
•    Preguntan a su pareja o decorador/a antes de decidirse a comprar.

ELLOS…

•    Compran piezas más caras.
•    Tienen más en cuenta el factor de la inversión.
•    Son más tímidos a la hora de preguntar.
•    Prefieren la homogeneidad de piezas a la hora de decorar.
•    Tienen una mayor tendencia hacia el coleccionismo.
•    Deciden más rápido si compran o no la pieza. Se dejan llevar más por sus impulsos.
•    Son más conservadores en cuanto al tipo de pieza que escogen.

CONCLUSIONES

ELLAS
A la compradora de arte y antigüedades le suelen gustar las piezas de tendencia, y está informada de los vaivenes de la moda en el mundo del arte. Las preciosas piezas que pueblan las revistas de decoración suelen orientar su gusto, por lo que es aficionada a comprar piezas de distintas épocas y procedencias para combinarlas en un mismo espacio. Sus combinaciones pueden ser muy arriesgadas, sobre todo si su edad está por debajo de 50 años.  La compradora joven es una enamorada de las piezas curiosas y con alto valor decorativo.  Es normal que compre piezas antiguas para darles un uso distinto de la función original del objeto. Santos de vestir que se convierten en esculturas, antiguos pilares que se transforman en pies de mesa, lámparas a partir de objetos de navegación…

Las mujeres suelen comprar piezas más variopintas y heterogéneas, frente al varón, que tiene una tendencia más coleccionista. Sus compras no tienen por qué tener un denominador común, ni por época, ni por tipo de pieza, si bien suelen ser más aficionadas a las artes decorativas que a la pintura. Ahora pueden comprar una pieza de arqueología clásica y mañana un mueble Art Decó.

Son decididas a la hora de pedir información, pero no tanto a la hora de comprar. Necesitan disponer de tiempo y de amplia información para decidirse a comprar. Es habitual que consulten con varias personas la compra (con su pareja, con su decorador/a…) y a menudo se llevan al pieza a su hogar para valorar si la pieza encaja con el resto de decoración.

Hábiles negociadoras, asignan tiempo y esfuerzo a conseguir un precio competitivo, por lo que pueden conseguir precios más ventajosos que los hombres. En una línea bastante pragmática, no suelen comprar si no consideran que la pieza en cuestión vaya  a servir de utilidad. Más que objetos bellos sin más, buscan objetos que asuman una función.

ELLOS
El hombre suele tener un carácter más conservador en cuanto a sus preferencias. No sigue modas sino que tiene un criterio más o menos fijo de lo que le gusta y lo que no, ajeno a lo que suceda a nivel de tendencias. De acuerdo a su criterio, el concepto de moda aplicado al mundo del arte y las antigüedades es casi una contradicción. La calidad es la máxima. Un buen mueble o una buena pintura seguirán siéndolo dentro de 10 años, ésa es la magia de este tipo de piezas.

Para él las combinaciones de piezas poco homogéneas tienen poco o ningún sentido. El arte de decorar pasa por aplicar una coherencia mínima a nivel de estilos, épocas o al menos de colores. Las estridencias no son lo suyo.

A menudo tiene un nivel adquisitivo superior al de la mujer y eso se traduce en la adquisición de piezas más caras. Una vez que encuentra el objeto de sus amores, lo compra con poco margen para la duda, sus tiempos para la toma de decisiones son cortos. Pueden consultar con su pareja antes de comprar, pero es raro que utilice el asesoramiento de un/a decorador/a o que pruebe la pieza en su casa antes de adquirirla.

Los compradores varones tienden a la especialización. Es habitual que sean coleccionistas y compradores habituales de un tipo de pieza o estilo en concreto: cerámica de Talavera, mueble de alta época, piezas de antiguas armaduras… El poco tiempo del que suele disponer hace que sean algo menos exhaustivos que la mujer a la hora de recabar información sobre la pieza  y que no sea un negociador menos persistente.

Más tímidos como compradores, a menudo están más interesados en pintura y escultura que en artes decorativas.

El factor inversión suele ser una variable a tener muy cuenta cuando realiza una compra. A menudo se asesora acerca de los objetos que generan mayores plusvalías para dirigir su compra en esa línea.

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