El Grupo Música Antigua y la Schola Gregoriana de Madrid

El miércoles, 20 de febrero, la Iglesia de San Jerónimo el Real acogerá el programa que ofrecerá Francesco Ercolani, quien actuará como solista y director de la Schola Gregoriana de Madrid, en el que se realiza un recorrido por el periodo litúrgico de Cuaresma, mostrando dos momentos distintos con un sabor interpretativo muy diferente, pero siempre siguiendo la tradición: por un lado, el canto solista y, por otro, la ejecución coral.

Por su parte, el Grupo Música Antigua, con dirección de Eduardo Paniagua, presentará el próximo 3 de marzo, en la Parroquia del Inmaculado Corazón de María, el programa La herencia visigoda. San Ildefonso, un concierto que aúna obras de los siglos X al XII.

Ambos conciertos se encuentran enmarcados en la XVIII edición del Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid, organizado por la Consejería de Cultura y Turismo, que se viene celebrando desde el pasado 13 de febrero, con un total de 27 espectáculos de 20 formaciones distintas, y seis películas, en 13 espacios de Madrid capital y otros 13 de 12 municipios de la Región.

Sucesos recogidos en la Hispania de la época
Son músicas hechas en los Reinos de Castilla, León, Toledo y Andalucía, que cantan sucesos recogidos en la Hispania de la época. De este modo, el programa se llena de sutiles y exquisitas historias que muestran la cercanía de la liturgia visigoda con la herencia bizantina y la sensibilidad de un rey nacido en Toledo, Alfonso X El Sabio, digno heredero de las Cortes Visigodas. El milagro de San Ildefonso, que se canta con todo su texto, es la pieza sobre la que gira este concierto lleno de sonoridades místicas del alto medievo hispano.

Desde sus orígenes, el Canto Gregoriano ha sido interpretado en diferentes actos litúrgicos cuya elección depende de la dificultad de las piezas musicales y de la audiencia hacia quien se dirige. De este modo, podemos disfrutar de la belleza de obras “ornamentadas”, de gran complejidad musical, escritas para la agilidad de la voz sola, y de la monumentalidad y austeridad de las composiciones “semi-ornamentadas” destinadas al canto de la “capella” musical (coro de voces).

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