Un clásico de la literatura universal que es más que un libro de viajes, con unas magníficas ilustraciones de Mateo Charris.

Por Martín Fernández

“El corazón de las tinieblas”, de Joseph Conrad, es un libro sobrecogedor que crea en el lector el desasosiego de una punzada en el estómago. No es fácil de entender, pero tampoco es difícil de leer. Al principio es como un libro de Kapucinski, el periodista polaco (como Conrad) que descubrió África a los ojos de Occidente, pero poco a poco el paisaje deja paso a la condición humana, a la ambición, a la soledad y la explotación. La historia es la de cualquier libro de aventuras. Un marino se enrola en un viaje por un país desconocido, que se supone que es el Congo, en busca de riqueza. Su trabajo será surcar un gran río en busca de un asentamiento en el que una sociedad anglo-holandesa ha establecido una base para el comercio de marfil. La idea que tiene el joven marino de África y de sus habitantes va cambiando según avanza la historia. Charlie Marlow se adentra en un continente agreste lleno de salvajes que está a disposición del hombre blanco para ser esquilmado y recorre un territorio en el que ya no rigen las leyes ni los mandamientos. Todo es lícito en aras de la codicia. Marlow lo va describiendo con la mayor naturalidad, como el que narra un cuento a un niño en el que la vida no tiene precio y ambos lo saben. Describe las atrocidades que se infligen a los nativos porque para eso han nacido y además son prescindibles porque basta llevar a cabo una razia por la selva para conseguir nueva mano de obra.
Conrad nació en Polonia en 1857 y murió en Inglaterra tras haber conseguido la nacionalidad británica en 1924. Su vida puede calificarse también de novelesca ya que tras una infancia muy dura por la persecución que sufrió su padre por el régimen soviético se enroló en la marina inglesa participando en numerosas expediciones tanto en América como en África. En la contraportada del libro que nos propone Círculo de Lectores podemos leer un párrafo que puede ser un resumen de su vida: “El escarabajo se arrastraba exclusivamente hacia Kurtz. Pero cuando el caso comenzó a hacer aguas nos arrastramos muy lentamente. Aquellas grandes extensiones se abrían ante nosotros y volvían a cerrarse, como si la selva hubiera puesto poco a poco un pie en el agua para cortarnos la retirada en el momento del regreso. Penetramos más y más espesamente en el corazón de las tiemblas. Allí había verdadera calma”.
En su lápida se encuentran inscritos unos versos de Edmund Spenser que dicen, traducidos al español:
El sueño tras el esfuerzo,
tras la tempestad el puerto,
el reposo tras la guerra,
la muerte tras la vida harto complacen.

El corazón de las tinieblas cuenta con el aliciente de las ilustraciones de Mateo Charris, pintor nacido en Cartagena en 1962 y que ha sabido captar el color de África y el espíritu aventurero del protagonista. La edición magníficamente encuadernada en papel Besaya y con tipografía Slimbach puede ser un buen regalo estas Navidades para alguien que sepa apreciar un buen libro para leer y pensar.

Título: El corazón de las tinieblas
Autor: Joseph Conrad
Edición: Galalaxia Gutenberg/Círculo de Lectores
Págs.: 160

Artículo anteriorJorge Luis Borges en Madrid, Picasso en Buenos Aires
Artículo siguienteLos Príncipes de Asturias han presidido el acto de entrega de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2007